En Colombia, la fabricación y comercialización de artículos pirotécnicos cuenta con un gremio organizado que agrupa a los productores formales: la Federación Nacional de Pirotécnicos (FENALPI). Esta federación reúne a fabricantes y comercializadores legales que trabajan bajo la normatividad vigente y estándares técnicos de seguridad, buscando que la pirotecnia sea una actividad responsable, regulada y segura para las comunidades.
FENALPI se define como representante de los pirotécnicos formales y profesionales del país, y ha construido puentes con las autoridades para que el sector se desarrolle dentro de la ley. A través de campañas, cartillas pedagógicas y lineamientos técnicos, el gremio insiste en que la pólvora no es un juguete, sino un producto que exige conocimiento y control. Su mensaje central combina tradición, seguridad y prevención como ejes inseparables.
Al frente de la federación está Carlos Andrés Carvajal Castaño, reconocido públicamente como presidente de FENALPI y vocero del sector en medios nacionales. Desde este rol, ha explicado cómo la venta de fuegos artificiales está permitida en Colombia bajo condiciones claras: prohibición total para menores de edad, restricción para personas en estado de embriaguez y segmentación según categorías de riesgo.
El gremio trabaja de la mano con entidades como la Policía Nacional, los Departamentos de Control de Comercio de Armas (DCCA), los cuerpos de Bomberos, alcaldías municipales, cámaras de comercio, el SENA y la Superintendencia de Industria y Comercio. Ese entramado institucional permite que la industria formal cuente con acompañamiento jurídico, técnico y de control, fortaleciendo los puntos de venta legales y las fábricas autorizadas.
Ser parte de FENALPI implica acceder a certificaciones, capacitación y protocolos de bioseguridad, así como a investigaciones técnicas y campañas de concientización sobre el uso responsable de la pirotecnia. Para fabricantes y comercializadores, pertenecer al gremio significa respaldo jurídico permanente, legitimidad frente a las autoridades y diferenciación frente a la informalidad que tanto daño causa a la reputación del sector.
FENALPI también tiene un papel clave en la conversación pública sobre la regulación. Desde el gremio se ha documentado el impacto real de las prohibiciones absolutas y se ha insistido en la importancia de regular y educar más que satanizar. Voceros de la federación han señalado que, a pesar del aumento de importaciones, el porcentaje de lesionados sigue siendo muy bajo frente al volumen de productos legales en circulación, lo que evidencia el peso de la informalidad y el mal uso.
Otro frente de trabajo del gremio es la cultura ciudadana: campañas por una Colombia sin accidentes por pirotecnia, mensajes pet friendly y recomendaciones para proteger a niños, niñas y mascotas. La federación insiste en que los menores solo pueden ser espectadores y que las detonaciones profesionales deben quedar en manos de expertos. El objetivo es que la fiesta no se convierta en tragedia y que la tradición evolucione hacia modelos más seguros.
En síntesis, FENALPI es hoy la voz articulada de una industria que genera empleo, sostiene miles de familias y al mismo tiempo reconoce sus riesgos. Su labor busca que la pirotecnia formal sea sinónimo de legalidad, trazabilidad y seguridad, y que la ciudadanía aprenda a diferenciar entre el producto regulado y el que se vende sin control en las calles. Conocer al gremio es el primer paso para tomar decisiones más responsables al momento de celebrar.
