En un esfuerzo por fortalecer la articulación entre ciencia, tecnología, producción agrícola y opinión pública, la Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas) organizó una jornada con medios de comunicación en el Centro de Investigación Tibaitatá de Agrosavia y el Laboratorio Nacional de Semillas del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), ubicados en Mosquera y Madrid (Cundinamarca).
Durante el recorrido, los asistentes conocieron el Banco de Germoplasma Vegetal de Agrosavia, que alberga más de 34.000 accesiones de especies agrícolas, conservadas en tres sistemas de conservación; el de semilla con aproximadamente treinta mil accesiones de semillas ortodoxas e intermedias, en dos Centros de Investigación: La Selva y Tibaitatá. El sistema In vitro con aproximadamente mil doscientas accesiones de especies con multiplicación clonal en Tibaitatá; y el sistema de campo con aproximadamente cuatro mil accesiones en todos los centros del país.
Estos espacios son clave para conservar la diversidad genética y enfrentar los desafíos climáticos del futuro. Los bancos de germoplasma vegetal desempeñan un papel clave en la conservación, disponibilidad y uso de una amplia gama de diversidad genética vegetal.
De otro lado, la salida de campo incluyó el Laboratorio Nacional de Semillas del ICA, centro de referencia en análisis de pureza, viabilidad y sanidad. Allí se garantiza la calidad de las semillas antes de su comercialización, asegurando trazabilidad, inocuidad y competitividad frente a mercados internacionales.
“La semilla es el primer eslabón de toda la cadena agrícola. Si no hay control, calidad y legalidad en su origen, todo lo demás se debilita”, afirmó Leonardo Ariza, gerente general de Acosemillas.
Estado actual del uso de semillas certificadas
Las 15 especies de semillas certificadas en Colombia son: ajonjolí, algodón, arroz, arveja, avena, cebada, fríjol, maíz, maní, papa, sorgo, soya, trigo, yuca y cítricos.
Infortunadamente, aún hay cultivos que utilizan muy bajas cantidades de semillas certificadas, arriesgando la calidad de la cosecha y el estatus fitosanitario del país. Por ejemplo, durante 2024, en cultivos como la papa solo se utilizó el 10% de semilla certificada en las 109.000 hectáreas sembradas en el territorio nacional; Para la soya el porcentaje fue cercano al 12% en las 93.200 hectáreas sembradas; por su parte la semilla de arroz certificada sembrada fue solo de un 22 % en las 631.071 hectáreas de este cultivo.
Por el contrario, cultivos como el maíz y el algodón, utilizaron un porcentaje alto de semillas certificadas con un 87,5% de las 342.966 hectáreas sembradas del cereal (tecnificado 95% y tradicional 80%) y un 80% en las 12.000 hectáreas en 2024.
El uso de semillas no autorizadas reduce los rendimientos, pone en riesgo la rentabilidad del productor y compromete la trazabilidad y la seguridad alimentaria.
Hoja de ruta para la transformación
Acosemillas de manera permanente trabaja en la defensa de la libre operación del sector semillas y campañas de educación que promueven el uso de semillas de alta calidad y semillas con biotecnología, así como también en la articulación interinstitucional con diferentes actores que conforman el sistema nacional de semillas, como entidades del Estado, la academia, los medios y el sector privado. para diseñar instrumentos de política pública que estimulen y promuevan el uso de este tipo de semillas, como la factura electrónica, incentivos de crédito como tasas preferenciales, acceso a seguros agropecuarios, entre otros. en una visión compartida para combatir la ilegalidad y proteger al productor con información clara y trazabilidad.
El ICA, por su parte, ha exhortado a los agricultores a adquirir semillas e insumos en establecimientos registrados y consultar las resoluciones oficiales sobre fechas de venta y siembra autorizadas, garantizando así la calidad y reduciendo el riego de afectaciones climáticas y perdidas por ataques de plagas y enfermedades.
Dentro del trabajo por la calidad de las semillas, los laboratorios de análisis de semillas del ICA, durante la vigencia de 2024, llevaron a cabo 39.820 análisis asociados principalmente a programas oficiales de certificación de semillas de diversas especies vegetales, así como al control de la comercialización y la atención a usuarios particulares relacionados con procesos de importación y apoyo institucional.
“Con semillas autorizadas se logran mejores rendimientos, mayor resistencia a plagas y enfermedades, y eficiencia en el uso de recursos como agua e insumos”, destacó el dirigente gremial.
Este encuentro permitió a periodistas y líderes del sector ver de cerca cómo la ciencia y la tecnología respaldan la productividad, diversidad y sostenibilidad del agro colombiano.
“La cooperación entre instituciones es clave para construir un campo más fuerte, justo y resiliente. La comunicación es parte del ecosistema agro productivo. Si se entiende cómo la ciencia está al lado del agro, seguiremos educando, visibilizando y defendiendo un campo más justo, sostenible y tecnificado”, concluyó Ariza Ramírez.
Sección
Economía
