Latin NCAP anunció la actualización más ambiciosa de su protocolo de evaluación de seguridad vehicular, un ajuste que entrará en vigor el 1 de enero de 2026 y regirá hasta diciembre de 2029. Este cambio responde a la necesidad de elevar los estándares en una región donde las regulaciones son todavía débiles y la seguridad automotriz depende, en muchos casos, de la presión del consumidor informado. El nuevo sistema hará más exigente la obtención de estrellas y penalizará la ausencia de equipamientos básicos que ya son obligatorios en otros mercados del mundo. Las cuatro áreas de evaluación —adulto, infantil, peatones y asistentes— seguirán siendo la columna vertebral del modelo.
En materia de Protección de Ocupante Adulto, el organismo endureció las pruebas dinámicas para reflejar escenarios reales de mayor severidad. El impacto lateral ahora se realizará a 60 km/h con una barrera más pesada, mientras que el impacto lateral de poste tendrá un ángulo oblicuo de 75 grados que compromete más la estructura del vehículo. Se incorporará, además, un nuevo dummy WSID que mejora la precisión de medición. Por primera vez se evaluará sistemáticamente la seguridad del ocupante adulto en el asiento trasero, incluyendo latigazo cervical, comportamiento del cinturón y desempeño en impactos frontal, lateral y trasero.
La actualización también incorpora por primera vez la evaluación exploratoria de resistencia del techo en vehículos con centro de gravedad elevado, una prueba que Latin NCAP ya había ejecutado de forma pionera pero que ahora se consolidará de manera informativa. Adicionalmente, se ampliarán los criterios del rescate post choque penalizando el acceso dificultado, la falta de hoja de rescate y la ausencia de elementos que faciliten la extracción de los ocupantes. La presencia de tecnologías como el sistema de llamada de emergencia eCall será premiada en el nuevo esquema.
En la Protección del Ocupante Infantil, Latin NCAP reemplaza el dummy de 18 meses en las pruebas dinámicas por uno de 10 años, instalado en asiento elevador, para reflejar riesgos reales en niños de mayor tamaño. El dummy de 18 meses seguirá evaluándose, pero el énfasis se trasladará hacia probar la calidad de los sistemas de retención, la protección lateral y el comportamiento del vehículo para niños más grandes. Para aumentar la exigencia, el dummy de 10 años será colocado sin respaldo del booster, obligando a los fabricantes a mejorar la protección lateral y frontal desde la ingeniería del vehículo.
El protocolo será severo con la ausencia de anclajes ISOFIX e i-Size, así como con vehículos que no permitan desconectar la bolsa de aire del acompañante, elementos fundamentales para garantizar la seguridad infantil. Además, se otorgarán puntos adicionales por sistemas de detección de ocupantes infantiles, destinados a evitar tragedias por olvido de menores en los vehículos. La evaluación busca impulsar que los fabricantes integren soluciones robustas, consistentes y diseñadas para proteger a los usuarios más vulnerables.
En el apartado de Protección a Peatones y Usuarios Vulnerables de las Vías, el protocolo exigirá mayor desempeño estructural y ampliará la relevancia del Frenado Autónomo de Emergencia (AEB) para estos actores. Latin NCAP incluirá pruebas nocturnas y escenarios más complejos para la detección de ciclistas, ampliando el estándar hacia condiciones reales de circulación. En cuanto a los Sistemas de Asistencia a la Seguridad, aumentará la velocidad y rigurosidad del test del alce y penalizará fallas a diferentes velocidades. Los sistemas de apoyo de carril, el AEB de baja y alta velocidad y los sensores de punto ciego deberán responder a nuevos escenarios más demandantes.
La actualización introduce incentivos para tecnologías emergentes, como detectores de alcohol, sistemas avanzados de monitoreo del conductor y avisos inteligentes de cinturón de seguridad. Un punto clave es que los vehículos que no integren sistemas como limitador de velocidad o asistentes de información de velocidad máxima no podrán alcanzar las calificaciones más altas. Latin NCAP deja claro que la máxima seguridad se alcanza solo si los cuatro pilares logran simultáneamente un rendimiento superior, y que el área con peor desempeño definirá la calificación final.
Latin NCAP insiste en que estos cambios no solo impactan a los ocupantes, sino a toda la comunidad vial. La región sigue registrando niveles altos de siniestralidad, y la disponibilidad de vehículos más seguros es esencial para proteger a peatones, ciclistas y motociclistas que conviven con el tránsito motorizado. Al elevar los estándares, el organismo espera que los consumidores exijan más a los fabricantes y que estos adapten sus modelos para ofrecer tecnologías que en otras regiones ya son comunes y accesibles.
Finalmente, Latin NCAP recordó que los fabricantes están al tanto del nuevo protocolo desde 2021 y cuentan con tiempo suficiente para ajustar sus plataformas. Los resultados de pruebas anteriores seguirán siendo válidos mientras permanezcan publicados, aunque el organismo advirtió que la evolución constante de la seguridad vehicular hace que el año de evaluación sea determinante. En un mercado donde la oferta aún es desigual, este nuevo protocolo aspira a convertirse en un acelerador de cambios reales, impulsando la llegada de vehículos más seguros y mejor equipados para América Latina y el Caribe.
