Desde finales de 2024, la Alcaldía Mayor de Bogotá y el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) adelantan un proceso colaborativo con las comunidades rurales de las 24 veredas que conforman la cuenca del río Tunjuelo. El propósito es reconocer, visibilizar y salvaguardar los saberes, prácticas y tradiciones campesinas que históricamente han dado forma a la ruralidad del sur de la ciudad. Esta iniciativa marca un hito para el fortalecimiento del patrimonio inmaterial en Usme y Ciudad Bolívar.
Como punto de partida, el IDPC realizó recorridos territoriales para construir un primer acercamiento con las comunidades a través de las Juntas de Acción Comunal. Estos encuentros permitieron identificar sus dinámicas sociales, productivas y culturales, además de establecer un diálogo directo con líderes y lideresas locales. Posteriormente se desarrollaron 11 diálogos veredales e interveredales para conversar sobre patrimonio vivo, saberes locales y formas de habitar el territorio.
Según Blanca Gómez Lozano, líder del equipo de Patrimonio Cultural Inmaterial del IDPC, la reciente Asamblea Campesina permitió presentar un balance del proceso adelantado entre 2024 y noviembre de 2025. Allí, las comunidades evaluaron avances, discutieron retos y proyectaron los objetivos del Inventario de Patrimonio Vivo para los años 2026 y 2027. Este espacio también consolidó acuerdos sobre la importancia de mantener viva la memoria campesina.
El proceso ha sido guiado bajo los ritmos, tiempos y formas de organización propias del campo, permitiendo que las comunidades marquen la metodología. Las dinámicas colectivas impulsaron la creación de mecanismos propios de reflexión, donde emergió una comprensión compartida sobre el valor del patrimonio campesino. Cada diálogo fortaleció la transmisión de saberes y la apropiación territorial en las nuevas generaciones.
La Asamblea Campesina se realizó en el predio El Tesoro, en la vereda Arrayanes de Usme, un espacio simbólico para el campesinado de Usme, Ciudad Bolívar y Sumapaz. Allí, ferias ganaderas, intercambios de productos y encuentros culturales han sido parte de una tradición que fortalece los lazos comunitarios. En este lugar se presentaron los “árboles de saberes”, herramienta visual que permitió sistematizar prácticas, fiestas, expresiones culinarias y formas organizativas.
Durante el encuentro, las comunidades compartieron testimonios sobre su identidad campesina. Entre ellos se destacó el de Anaís Muñoz, habitante de Santa Bárbara, quien subrayó la importancia de rescatar las enseñanzas ancestrales. Para ella, este proceso es vital para que niños y jóvenes reconozcan el valor de la ruralidad y mantengan viva su conexión con el territorio. “Usme y Ciudad Bolívar somos uno mismo. Simplemente nos aparta el agua y el agua nos une nuevamente”, afirmó.
Otro de los aportes clave provino de Melquisedec Vanegas Ureta, representante de la vereda El Destino, quien destacó que estas iniciativas permiten recuperar el patrimonio ancestral y fortalecer las economías locales. Señaló que el proceso impulsa la creación de microempresas rurales y motiva a las nuevas generaciones a valorar el campo como un territorio de oportunidades. Esta visión refuerza la centralidad del campesinado en la construcción social y cultural de Bogotá.
Tras esta asamblea, el proceso continuará con una etapa de profundización y priorización de manifestaciones del patrimonio vivo que integrarán el Inventario de la cuenca del río Tunjuelo. Se realizarán nuevos encuentros comunitarios para validar información y fortalecer el carácter participativo del proyecto. El IDPC reafirmó que este inventario reconoce la ruralidad bogotana como un espacio de vida, memoria y conocimiento colectivo.
En total, participaron 24 veredas de Usme y Ciudad Bolívar, ampliando la comprensión de las expresiones del patrimonio vivo presentes en la cuenca del río Tunjuelo. Esta articulación fortaleció los lazos de cooperación entre comunidades rurales y consolidó una hoja de ruta para la salvaguardia de sus tradiciones. La iniciativa representa un paso decisivo en la valoración del patrimonio campesino y en la defensa del territorio como legado cultural de la ciudad.
