¿Sirven realmente las máscaras LED? Lo que debe saber antes de usarlas en casa

 

Las máscaras LED han pasado de ser una tendencia a convertirse en una opción popular de cuidado facial desde casa. Prometen mejorar arrugas, acné y manchas a través de distintos tipos de luz, pero ¿qué tan efectivas y seguras son realmente?

Estos dispositivos emiten luz visible de color rojo, azul, verde e incluso infrarroja, que penetra la piel en diferentes profundidades y estimula procesos celulares específicos. Estudios clínicos han demostrado que la fototerapia con LED puede generar cambios positivos en la piel como mejoría en la textura, elasticidad y reducción de líneas finas, aunque los resultados suelen ser graduales y dependen del uso constante y de la calidad del equipo.

El potencial terapéutico varía según el color de la luz emitida, la luz roja estimula la producción de colágeno, la azul combate la bacteria del acné y la inflamación, y la verde puede modular la pigmentación, aunque con resultados limitados si se usa de forma aislada.

La doctora María Bernarda Durango, dermatóloga especialista en medicina estética y adscrita a Colsanitas, explica que "esta energía lumínica es absorbida por células como los queratinocitos y fibroblastos, favoreciendo la regeneración, la síntesis de colágeno o la modulación de la inflamación, que pueden contribuir a la mejoría de algunas condiciones en piel".

Una de las principales recomendaciones es asegurarse de que el dispositivo esté certificado por organismos como la FDA, la EMA o la PMDA, ya que las máscaras de baja calidad pueden carecer de la intensidad adecuada o emitir longitudes de onda incorrectas. Esto además de reducir su efectividad, puede aumentar el riesgo de efectos adversos como irritación o manchas.

Aunque se consideran seguras por su baja intensidad y porque no producen calor significativo, existen contraindicaciones. Su uso no es aconsejable en personas con cáncer de piel activo, enfermedades oculares, embarazo o que estén tomando medicamentos fotosensibilizantes. Siempre debe consultarse con un especialista antes de incorporarlas a la rutina.

Las sesiones ideales en casa son de 10 a 20 minutos, de dos a tres veces por semana, sobre piel limpia y con protección ocular si el dispositivo lo indica. La constancia es clave para obtener resultados visibles.

Las máscaras LED pueden ser una herramienta útil dentro de una rutina más completa de cuidado facial, pero no deben considerarse un sustituto de tratamientos dermatológicos profesionales. Funcionan mejor como apoyo en casos de acné leve, arrugas finas o para mejorar la luminosidad y textura general, siempre que se usen bajo criterio informado, con expectativas realistas y dentro de un plan de cuidado de la piel guiado por expertos.

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