Bogotá inicia 2026 con un panorama hídrico fortalecido gracias a la recuperación de los embalses del sistema Chingaza y al avance de la estrategia integral de seguridad del agua. Durante la rendición de cuentas de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), la gerente Natasha Avendaño confirmó que el embalse de Chuza cerró noviembre con un volumen 51 millones de metros cúbicos por encima de la curva guía, garantizando estabilidad en el suministro para el próximo año. La recuperación de los niveles, explicó, se consolidó tras el levantamiento del racionamiento en abril.
Según la EAAB, Bogotá cuenta hoy con 102,8 millones de metros cúbicos adicionales respecto a los niveles observados en el primer semestre. Este repunte, sumado a las medidas de control, la ejecución de obras estratégicas y el fortalecimiento de la capacidad operativa, permite proyectar un escenario favorable para enfrentar posibles variaciones climáticas durante 2026. La funcionaria señaló que los aportes de cooperación internacional ya superan los 500.000 dólares y que se espera completar más de un millón para la ejecución de proyectos clave de seguridad hídrica.
La estrategia de seguridad hídrica avanza en varios frentes: modelación de nuevas alternativas de abastecimiento, evaluación del potencial de aguas subterráneas, iniciativas de reúso, reducción de pérdidas, un protocolo operativo para sequías y acciones de conservación en la cuenca. Estos elementos conforman la hoja de ruta para garantizar un sistema más resiliente y con mayor capacidad de respuesta ante fluctuaciones climáticas. Avendaño destacó que las mejoras en gobernanza del recurso hídrico también serán determinantes para la sostenibilidad en el mediano plazo.
Entre las obras más relevantes para reducir la vulnerabilidad del sistema se encuentra la entrada en funcionamiento del séptimo tren de tratamiento de Tibitoc, que aumenta la capacidad a más de 10,5 metros cúbicos por segundo. Asimismo, la modernización de la Planta Wiesner registra un 40 % de avance, y permitirá elevar la capacidad a 21 metros cúbicos por segundo. Ambas intervenciones son consideradas esenciales para asegurar redundancias, estabilidad operativa y mayor confiabilidad en el servicio.
En gestión de pérdidas, la EAAB reportó resultados significativos con operativos conjuntos para el control de fraudes, la recuperación de consumos no facturados y la instauración de 441 denuncias penales. Estas acciones permitieron recuperar más de 4,9 millones de metros cúbicos de agua, reforzando la sostenibilidad financiera y ambiental del sistema. La empresa subrayó que estas medidas continuarán fortaleciéndose durante 2026 como parte de su estrategia integral de eficiencia.
En infraestructura verde y gris, la entidad avanzó en la siembra de 1.600 árboles en predios de Canoas y La Magdalena, acciones que se integran a la protección de la cuenca y al control de escorrentías. En paralelo, se destacaron avances decisivos en el proceso de descontaminación del río Bogotá, incluyendo hitos jurídicos y administrativos que permiten viabilizar la contratación de la PTAR Canoas, el proyecto ambiental más grande del país. La estación elevadora asociada ya supera el 93 % de ejecución.
En el componente tarifario, la EAAB tramitó ante la CRA la modificación de la fórmula aplicando ajustes al Plan de Obras e Inversiones Regulado (POIR). Esta modificación desplaza proyectos hacia el siguiente período tarifario, generando reducciones para los usuarios y mejorando el flujo de caja destinado a inversiones estratégicas. La resolución CRA 1017 de 2025 avaló la solicitud presentada por la empresa, lo que permitirá una planeación financiera más eficiente y sostenible.
Finalmente, la EAAB anunció un nuevo manual de contratación orientado a fortalecer la eficiencia, la transparencia y la gestión de riesgos, además de una actualización normativa que facilita el desarrollo urbano y la coordinación regional. Entre los cambios destacan la optimización de tiempos precontractuales, inteligencia de mercados, evaluación continua de proveedores, aplicación más estricta de sanciones e integración de estándares anticorrupción como SARLAFT. Estos avances, sumados al nuevo Reglamento de Urbanizadores y Constructores, consolidan un modelo de gestión moderno y orientado a la seguridad hídrica de largo plazo.
