El próximo 10 de diciembre, en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia, se llevará a cabo la presentación oficial de los diseños arquitectónicos del Hospital de la Paz, un proyecto histórico de reparación integral para víctimas de violencia sexual en el Meta. La ceremonia, liderada por la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales y el programa PRESENCIAS — Sonidos & Ecos, marcará un momento clave en la implementación del Acuerdo Final y en la garantía de no repetición. Su carácter cultural, político y simbólico hará de esta jornada uno de los actos de memoria más relevantes del año.
El hospital, diseñado por el arquitecto chileno Alejandro Aravena, Premio Pritzker 2016, será construido en un terreno de nueve hectáreas donado por la familia Quintero Ruiz en Cumaral, Meta. La obra se concibe como un espacio sanador donde confluyen salud física y mental, acompañamiento jurídico, autonomía económica, arte y espiritualidad. Para Aravena, este proyecto es una “segunda casa”, pensada desde la comunidad y para la comunidad, con un enfoque participativo desarrollado junto a mujeres víctimas. Su diseño prioriza la dignidad, el cuidado y la reconstrucción de la vida tras la violencia.
La ceremonia contará con un componente artístico excepcional que incluye la presencia de Vivir Quintana, reconocida cantautora mexicana e icono del feminismo latinoamericano, autora del himno Canción sin miedo. También participarán el Coro Chaminade, la pianista cubana Beatriz Batista, el maestro Aníbal Dos Santos (OFB) y un coro monumental compuesto por 100 mujeres víctimas del conflicto junto a 100 mujeres cantantes profesionales. El encuentro musical busca convertir el dolor en fuerza colectiva y reafirmar la potencia sanadora del arte en procesos de reparación.
La jornada se abrirá con la obra I Have No Address, del compositor palestino Ahmed Muin, interpretada por el Coro Infantil Fundación Chaminade. Posteriormente, Batista y Dos Santos ofrecerán Le Grand Tango de Astor Piazzolla, en un momento diseñado para encarnar la memoria desde el cuerpo y el sonido. El cierre estará a cargo de Vivir Quintana junto al coro de mujeres, un gesto de solidaridad continental que reivindica la dignidad de quienes han sobrevivido a la violencia sexual durante el conflicto armado colombiano.
Detrás de este proyecto hay un camino de una década impulsado por Ángela María Escobar y la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, quienes lograron articular instituciones, expertos y aliados nacionales e internacionales. El proceso contó con el acompañamiento fundamental del ginecólogo congoleño Dr. Denis Mukwege, Premio Nobel de la Paz 2018 y fundador del Hospital Panzi. Mukwege ha señalado que hospitales nacidos del sufrimiento, como Panzi y el futuro Hospital del Meta, son “lugares donde la violencia deja de tener la última palabra para que la vida vuelva a levantarse”.
El Ministerio de Salud y Protección Social, presidido por Guillermo Alfonso Jaramillo, integró el proyecto al sistema nacional a través del Hospital San Juan de Dios, garantizando su sostenibilidad. Asimismo, la JEP, bajo el liderazgo de Alejandro Ramelli Arteaga, y la Unidad de Investigación y Acusación, dirigida por Giovanni Álvarez Santoyo, consolidaron la ruta institucional para que este hospital se convierta en un modelo de justicia restaurativa y atención integral sin precedentes. La obra refleja una alianza entre víctimas, academia, Estado y sociedad civil.
El programa PRESENCIAS — Sonidos & Ecos, bajo la curaduría de María Belén Sáez de Ibarra, se suma a este acto como espacio donde arte, memoria, patrimonio y territorio dialogan para transformar realidades. Desde la Dirección de Patrimonio Cultural de la UNAL, este proyecto articula música, performance, investigación y comunidad para acompañar procesos de reparación colectiva. La participación de la academia reafirma que el arte puede operar como herramienta de cuidado, verdad y reconstrucción social.
El evento del 10 de diciembre será de entrada libre y reunirá a autoridades, artistas, víctimas y organizaciones comprometidas con la paz. Con esta ceremonia, Colombia da un paso decisivo hacia la materialización de un proyecto que representa esperanza, dignidad y futuro para miles de mujeres. El Hospital de la Paz se convierte así en un símbolo vivo de lo que ocurre cuando víctimas, instituciones y sociedad civil se unen para transformar la herida en reparación y el dolor en una nueva posibilidad de vida.
