Médicos del Mundo alerta sobre los riesgos extremos que enfrentan mujeres migrantes en América Latina



Médicos del Mundo encendió las alarmas sobre la situación de mujeres y niñas migrantes que atraviesan el continente, especialmente en puntos de alto riesgo como la selva del Darién. Según la organización, más de 160.000 mujeres y niñascruzaron esa frontera natural en 2023, enfrentando violencia sexual, explotación, desnutrición y falta total de servicios básicos. El dato hace parte de una investigación presentada en Bogotá, donde también se exhibe la instalación artística La Cuerpa que Migra, obra que convierte testimonios y cifras en lenguaje visual y político. La denuncia se lanzó en paralelo a la Conferencia Internacional sobre Planificación Familiar 2025 (ICFP).

La obra llegó a su última parada en el Espacio Odeón, en el centro histórico de la capital, tras un recorrido de cuatro meses por México, Honduras y Guatemala. La iniciativa busca visibilizar las barreras que impiden a mujeres migrantes acceder a salud sexual y reproductiva durante el tránsito migratorio. La exposición fue creada por la artista colombiana Alexa Forero y presentada por Médicos del Mundo con apoyo de la Fundación CHANEL. La propuesta reúne cuerpos, testimonios, estadísticas y símbolos de resistencia. La apuesta no es decorativa: es documental, poética y profundamente política.

“Este recorrido ha sido también una forma de acompañar los caminos de tantas mujeres que buscan ejercer su derecho a decidir sobre su cuerpo en medio de la migración”, afirmó Mariana Mancilla Mendoza, responsable de Incidencia Política de Médicos del Mundo. La organización sostiene que la ruta migratoria centroamericana se ha convertido en un corredor de riesgo permanente, donde el despojo, la violencia sexual y la extorsión actúan como mecanismos de control. El abordaje artístico-documental permite transformar la evidencia en relato y el relato en memoria pública.

Según el estudio presentado durante la muestra, seis de cada diez mujeres migrantes en México y Centroamérica aseguran haberse sentido inseguras durante su tránsito. La cifra refleja un sistema de movilidad profundamente desigual que precariza la vida de mujeres, niñas y personas LGBTQ+. La violencia sexual aparece como una de las principales amenazas, junto con la ausencia de atención médica y acompañamiento psicológico. Para Médicos del Mundo, la migración femenina no es solo un movimiento geográfico: es un campo de disputa entre derechos y silencios.

Colombia ocupa un lugar central en ese mapa de riesgo. El Tapón del Darién, frontera selvática entre Colombia y Panamá, se ha convertido en el tramo más peligroso del continente. En 2023, lo cruzaron más de 500.000 personas, entre ellas 160.000 mujeres y niñas. Médicos del Mundo brindó atención a 19.739 personas en la zona, confirmando patrones de violencia sexual, explotación económica y desprotección sanitaria. La organización afirma que la crisis humanitaria se sostiene no solo por la ausencia del Estado, sino por la normalización regional del tránsito forzado.

La creadora de la instalación, Alexa Forero, explicó que la obra “nace del dolor, pero también de la fuerza y dignidad de las mujeres en movimiento”. Durante su paso por Ciudad de México, Tegucigalpa, Ciudad de Guatemala y Bogotá, la pieza se convirtió en un espacio de escucha colectiva. Forero señala que la obra también visibiliza la experiencia de personas trans y no binarias migrantes, quienes enfrentan riesgos multiplicados, pero rara vez figuran en los informes oficiales. La Cuerpa que Migra no solo narra, sino que exige memoria.

El cierre en Bogotá reunió a activistas, organizaciones feministas y defensores de derechos humanos para discutir el futuro de la salud sexual y reproductiva en contextos migratorios. Con su última escala, la instalación concluye un recorrido que articula arte, evidencia y acción social en un mismo territorio estético. Para Médicos del Mundo, el mensaje es claro: la migración no puede seguir siendo tratada como estadística deshumanizada. Las mujeres migrantes no solo cruzan fronteras; cruzan violencias, y aun así sostienen vidas, hijos, cuerpos y futuro. Lo que falta no es movimiento: es voluntad política.

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