El programa PRESENCIAS —Sonidos & Ecos, de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, acogerá un homenaje a Guillermo Cano Isaza en el marco del Año Cano, iniciativa del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Biblioteca Nacional de Colombia. El acto contará con la presencia de la ministra Yannai Kadamani y tendrá como eje central la interpretación del “Réquiem del Silencio”, de Blas Emilio Atehortúa, cuya partitura original fue recientemente recuperada por la Biblioteca Nacional. El concierto estará a cargo de la Orquesta del Conservatorio de Música UNAL y el Coro Nacional de Colombia, y será presentado este domingo 30 de noviembre a las 4 p. m. en el Auditorio León de Greiff, con entrada libre.
Creado y organizado por la Dirección de Patrimonio Cultural UNAL bajo la curaduría de María Belén Sáez de Ibarra, el ciclo PRESENCIAS integra música, memoria y reparación simbólica. En esta ocasión, el homenaje a Cano busca recordar que su legado trasciende lo ceremonial: es una responsabilidad ética en un país donde la libertad de prensa persiste como un derecho vulnerable. Desde este espacio, la UNAL reivindica la importancia de la memoria pública como acto de resistencia frente al silencio y la intimidación.
Guillermo Cano, director de El Espectador, fue asesinado el 17 de diciembre de 1986 por denunciar sin concesiones al narcotráfico. Su nombre se convirtió en un símbolo internacional de integridad periodística y defensa de la verdad. En un contexto nacional marcado por la polarización, la desinformación y las amenazas recurrentes a periodistas y líderes sociales, este homenaje reafirma su legado como faro moral y como recordatorio de que la democracia necesita voces valientes que no cedan ante el miedo ni la violencia.
El corazón del homenaje es la obra “Réquiem del Silencio”, Op. 143, del maestro Blas Emilio Atehortúa, compuesta en 1987 como gesto de duelo por las voces silenciadas por la violencia, entre ellas la de Cano. Su partitura, recuperada y preservada por la Biblioteca Nacional, vuelve al repertorio público en el marco del centenario del nacimiento del periodista. Esta pieza sinfónico-coral, cargada de humanidad y denuncia ética, restituye un capítulo esencial de la memoria musical colombiana y adquiere un nuevo sentido en este Año Cano.
Concebido como un réquiem contemporáneo, el “Réquiem del Silencio” intercala artículos de Guillermo Cano, discursos de Rodrigo Lara Bonilla y un cuento del magistrado Carlos José Medellín. La obra mezcla tradición litúrgica, experimentación y protesta simbólica, en un lenguaje que Atehortúa usó para confrontar el horror del país en los años ochenta. Su estreno tuvo lugar en 1988 en el Teatro Colón, en un momento crítico para la prensa y la institucionalidad. Hoy regresa para dialogar con un presente que aún enfrenta sombras similares.
La interpretación de esta obra monumental estará a cargo de la Orquesta del Conservatorio de Música UNAL, dirigida por el maestro Guerassim Voronkov, y del Coro Nacional de Colombia, bajo la dirección de Diana Cifuentes. La Dirección de Patrimonio Cultural realizará la grabación integral del concierto, que se integrará al archivo audiovisual y sonoro del país como testimonio de memoria histórica. Más que un recital, este encuentro se concibe como una ceremonia en la que la música devuelve voz a quienes fueron silenciados y reafirma un compromiso social desde el arte.
El homenaje incluye también la proyección del cortometraje animado Mientras haya tinta, producido por la Unidad Audiovisual de El Espectador y dirigido por Nicolás Achury. El corto, basado en columnas emblemáticas de la “Libreta de apuntes”, recrea la figura de Cano y su defensa inquebrantable de la ética periodística. Su frase “no vendemos, no hipotecamos, no cedemos nuestra conciencia a cambio de un puñado de billetes” resuena como un manifiesto vigente frente a los desafíos actuales de la libertad de prensa.
La presencia de la familia Cano y del periodista Nelson Fredy Padilla Castro convierte este acto en un gesto íntimo de memoria y gratitud. El evento reafirma la convicción de que recordar a Guillermo Cano desde la música, la palabra y la imagen es un acto de resistencia cultural frente al olvido. Su legado continúa iluminando el debate público contemporáneo y recordando que la verdad nunca puede sacrificarse ante el miedo. La UNAL y sus aliados reiteran que el acceso al arte y a la cultura es un derecho de todos y una herramienta para la construcción de paz.
