La Guajira vive un momento histórico. El departamento, donde el desierto abraza al Caribe y la cultura Wayuu se mantiene tan viva como el viento del nordeste, se consolida como uno de los destinos más vibrantes y prometedores de América Latina. Su transformación turística no solo se refleja en cifras récord, sino en una estrategia profunda que conecta territorio, comunidad e identidad para ofrecer experiencias que no existen en ningún otro lugar del continente. Hoy, La Guajira ya no es solo un destino: es un fenómeno.
El crecimiento reciente marca un antes y un después. Durante el primer semestre de 2025, la llegada de visitantes internacionales aumentó un 96 % frente al mismo periodo del año anterior. Las proyecciones apuntan a que el año cerrará con un incremento superior al 50 %, posicionando al departamento como uno de los destinos emergentes más atractivos de Suramérica. El gasto de turistas extranjeros también se disparó, alcanzando los 2,2 millones de dólares en los primeros seis meses del año, mientras el aeropuerto Almirante Padilla lidera el crecimiento en tráfico nacional.
Conocida como “las tres Guajiras”, la diversidad del departamento ofrece aventuras para todos los viajeros. En la Alta Guajira, el paisaje es un espectáculo natural donde el desierto choca con un mar azul profundo. El Cabo de la Vela y Punta Gallinas permiten amanecer pescando con comunidades Wayuu, recorrer las Salinas de Manaure teñidas de rosa y ascender al Pilón de Azúcar para ver el sol ponerse sobre un mundo que parece otro planeta. Las rancherías indígenas abren sus puertas para compartir tejido ancestral, danzas Yonna, medicina tradicional y sabores como el friche y la mazamorra.
La Media Guajira despliega un equilibrio perfecto entre ecoturismo y aventura. En Camarones, el Santuario de Flamencos Rosados ofrece una experiencia inolvidable en canoa, navegando entre espejos de agua habitados por estas aves majestuosas. Palomino invita a descender en tubbing por un río que nace en la Sierra Nevada y muere en el Caribe. Las playas vírgenes de Dibulla, los paseos en kayuqueras por el Ranchería y la vida comunitaria en sus pueblos dictan una conexión íntima con la naturaleza.
La Baja Guajira es la primera parada para quienes buscan cultura viva. Tierras vallenatas como Fonseca, San Juan del Cesar y Villanueva permiten escuchar historias que dieron vida a un género declarado patrimonio de la humanidad. Las comunidades Wiwa de El Placer enseñan el proceso del fique y la elaboración de las mochilas tradicionales, mientras el Hotel Waya Guajira se posiciona como ejemplo de turismo sostenible: integración comunitaria, senderos naturales y operaciones con mínima huella ambiental.
Detrás de esta revolución turística está “Discover La Guajira”, la primera marca turística oficial del departamento, creada bajo la premisa “Cultura eterna, aventura inigualable”. La estrategia apuesta por consolidar una identidad propia que combina promoción global, sostenibilidad e innovación. Más de 250 empresarios locales han sido capacitados con certificaciones internacionales, se han creado 100 planes de negocio y 50 prestadores recibieron becas para formarse en universidades de talla mundial gracias a una alianza con ONU Turismo.
El plan de fortalecimiento incluye digitalización de prestadores, guías turísticas oficiales, presencia en ferias globales y un portal innovador: discoverlaguajira.travel, donde los viajeros pueden planear su visita con información confiable, prestadores certificados y descripciones de las tres subregiones. Todo ello se articula con acciones de ProColombia y la campaña nacional “El País de la Belleza”, que ha proyectado la imagen del departamento en escenarios globales de turismo.
La ejecución estratégica fue confiada a Tornus.agency, una firma internacional galardonada que ha trabajado con PromPerú, ProColombia, Visit Argentina y diversos destinos latinoamericanos. Su experiencia ha permitido posicionar a La Guajira como un modelo de turismo transformador, auténtico y contemporáneo, que respeta la cultura indígena, protege sus ecosistemas y beneficia directamente a las comunidades Wayuu y Wiwa. La narrativa audiovisual del territorio ya circula en cine, festivales y plataformas globales.
La Guajira se consolida así como uno de los destinos de mayor crecimiento en Colombia y uno de los territorios más atractivos para el turismo internacional. Su magia radica en la mezcla perfecta de desierto, mar, tradición milenaria y sostenibilidad. Pero, sobre todo, en un modelo que pone a las comunidades en el centro, cuida su identidad y ofrece experiencias tan profundas como inolvidables. La Guajira no es un viaje: es un regreso a lo esencial.
