Huella Azul: la apuesta para transformar la relación de Colombia con el agua

 

En las regiones donde el agua aún no llega con la frecuencia ni la calidad esperada, surge Huella Azul, una estrategia liderada por el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio que busca mejorar el acceso al agua potable y al saneamiento básico para millones de familias colombianas. El propósito es fortalecer a los pequeños prestadores de servicios públicos, verdaderos guardianes del agua en los territorios, que enfrentan a diario enormes desafíos técnicos y financieros.

Durante el lanzamiento, la viceministra encargada de Agua, Mónica Garzón Rodríguez, resaltó el enfoque del programa: “Debemos fortalecer a las empresas de servicios públicos en sus capacidades técnicas, administrativas, operativas y financieras”. Con Huella Azul, el Ministerio busca reconocer la labor de quienes garantizan el servicio en comunidades rurales y urbanas dispersas, al tiempo que impulsa la sostenibilidad y calidad de la prestación.

El contexto no deja de ser retador. Según la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, el 84 % de los prestadores evaluados en 2023 registró un nivel de riesgo alto en su gestión. Esto significa que miles de sistemas locales requieren apoyo urgente para evitar el deterioro de la infraestructura y la pérdida de eficiencia. Huella Azul llega justamente para cerrar esas brechas con acompañamiento técnico y fortalecimiento institucional.

La estrategia propone una metodología de trabajo que parte de lo local. Primero, se seleccionarán los prestadores con menos de 2.500 suscriptores en riesgo alto, para luego realizar un diagnóstico participativo junto a la comunidad. A partir de allí se diseñará un plan de trabajo personalizado con acciones específicas y un enfoque práctico de “aprender haciendo”, que combina teoría, campo y gestión.

Un elemento central es la participación comunitaria. Los habitantes de cada municipio no serán solo receptores del programa, sino parte activa de su ejecución. Además, se fomentarán alianzas con entidades privadas, organismos de cooperación internacional y asociaciones del sector, con el fin de construir una red de apoyo sostenible que respalde el fortalecimiento de los pequeños prestadores.

Más allá de las cifras, Huella Azul representa un cambio cultural: una nueva forma de entender el agua como bien común, eje del ordenamiento territorial y fuente de vida. La estrategia promueve la sostenibilidad ambiental, la equidad social y la corresponsabilidad de las comunidades en la gestión de sus recursos hídricos, fomentando una relación ética y respetuosa con el entorno.

La implementación iniciará en 33 municipios que reflejan la diversidad del país: desde Puerto Nariño (Amazonas) hasta Santa Rosalía (Vichada), pasando por Tadó, Maicao, Tota, Neiva y Zarzal. En cada uno, el programa buscará fortalecer las capacidades locales, mejorar los sistemas de acueducto y alcantarillado, y garantizar un servicio digno y sostenible para sus habitantes.

Huella Azul no es solo una política sectorial: es una invitación a repensar el vínculo entre las comunidades y el agua. Un esfuerzo por dignificar la gestión local, reconocer a los pequeños prestadores como actores esenciales y recordar que el desarrollo sostenible comienza, literalmente, por una gota que llega limpia al hogar de cada familia.

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