El campo colombiano continúa posicionándose como uno de los principales motores del crecimiento económico del país. De acuerdo con el más reciente informe del DANE, el Producto Interno Bruto de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca registró un crecimiento del 2,4% en el tercer trimestre de 2025 frente al mismo periodo del año anterior. Estos resultados evidencian la fortaleza productiva del sector rural y su papel clave en el desarrollo nacional. Al mismo tiempo, el PIB total del país creció 3,6% en su serie original. La actividad agropecuaria se mantiene como un componente decisivo.
El desempeño del campo se refuerza con la dinámica registrada entre enero y septiembre de 2025. Durante este periodo, el sector agropecuario creció 4,1%, superando ampliamente el crecimiento de la economía en su conjunto, que fue del 2,8%. Estas cifras ratifican que el agro continúa siendo uno de los sectores más resilientes y estratégicos del país. El informe también destaca el impulso de actividades con vocación exportadora. Se trata de un crecimiento sostenido que refleja avances en productividad. Su aporte ayuda a equilibrar la actividad económica.
Entre las actividades que más contribuyeron al comportamiento positivo del sector se encuentran la pesca y acuicultura, con un crecimiento del 16,4%, y el café, que registró un aumento del 9,8%. Ambos renglones consolidan su relevancia en la oferta agroexportadora y muestran señales claras de recuperación y expansión. La pesca ha ganado espacio en mercados internacionales gracias a mejoras tecnológicas. El café mantiene su fuerza como producto insignia del país. Estos resultados fortalecen la competitividad agrícola. El agro avanza hacia mayor diversificación y valor agregado.
El comportamiento favorable del sector también se explica por el aumento en el consumo final de los hogares. Durante el tercer trimestre de 2025, el consumo de alimentos y bebidas no alcohólicas creció 3,1% en volumen, según el DANE. A su vez, el consumo total de los hogares aumentó 4,2% en el mismo periodo, lo que muestra una mayor demanda interna. Este dinamismo refleja la confianza de los consumidores y el papel esencial de los alimentos en el gasto familiar. Así, el campo sostiene no solo la economía, sino también la seguridad alimentaria. Es un sector que impulsa bienestar y abastecimiento.
Para la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, estos indicadores ratifican el buen momento por el que atraviesa el sector agropecuario. La jefa de la cartera señaló que el Gobierno ha impulsado políticas que priorizan la producción agroalimentaria, la asociatividad y la inclusión rural. Sin embargo, insistió en que aún quedan retos estructurales por resolver. La ministra destacó la importancia de consolidar reformas de fondo. El fortalecimiento del agro requiere justicia rural y acceso equitativo a oportunidades. El crecimiento debe sostenerse con institucionalidad sólida.
En ese sentido, la ministra reiteró la relevancia de aprobar la Jurisdicción Agraria y Rural, actualmente en discusión en el Congreso. Según explicó, esta reforma permitiría resolver conflictos por la tenencia de la tierra, fortalecer la paz en los territorios y garantizar condiciones para una agricultura sostenible. “Con justicia agraria hay paz”, afirmó Carvajalino, al insistir en que esta jurisdicción es una garantía para campesinos, indígenas, comunidades negras, raizales y palenqueras. La medida busca asegurar derechos y promover la producción rural. Es un paso decisivo hacia un campo más equitativo.
El informe del DANE también destacó que el PIB total del país creció 3,6% en el tercer trimestre de 2025, reflejando un comportamiento positivo aunque moderado. En lo corrido del año, la economía acumula una expansión del 2,8% respecto a los mismos meses de 2024. Este crecimiento, aunque inferior al registrado a inicios del año, muestra señales de estabilidad en un contexto global desafiante. La perspectiva económica del país sigue siendo favorable. El sector agropecuario continúa contribuyendo de manera diferenciada. Su desempeño compensa desaceleraciones en otros sectores.
Estos resultados reafirman que el campo colombiano es un eje fundamental para el desarrollo económico y social del país. Su crecimiento sostenido demuestra resiliencia, capacidad de adaptación y potencial para fortalecer las exportaciones y el abastecimiento interno. Con políticas adecuadas, el sector puede seguir ampliando su contribución al empleo, la seguridad alimentaria y la competitividad. La agenda rural del país requiere continuidad y ampliación. El compromiso institucional será determinante para consolidar estos avances. El agro colombiano sigue demostrando que es motor de futuro para la nación.
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Economía
