“Cundinamarca es un referente clave para el desarrollo de la floricultura de exportación. Su riqueza natural y la tradición productiva de sus comunidades son fundamentales para el fortalecimiento del sector. El Colibrí de Flores es un tributo visible a esa biodiversidad y refleja cómo la actividad floricultora aporta al progreso social y económico de este territorio”, afirmó Augusto Solano, presidente de Asocolflores.
Asocolflores participa activamente en el Cundinamarca Fest 2025, la feria más grande de la historia de este departamento, el cual concentra el 71% de producción de flores de exportación del país. Los floricultores, utilizaron el arte floral como vehículo para honrar a su gente, y comprometerse, aún más, en seguir trabajando por el desarrollo de sus comunidades.
En cada flor cultivada en Cundinamarca se refleja un compromiso con la tierra y con la gente. La floricultura no solo llena de color el territorio, sino que también impulsa su desarrollo económico y protege la biodiversidad, demostrando que el crecimiento y la sostenibilidad florecen de la mano.
El colibrí gigante de Asocolflores es una obra de arte que mide 2,50 metros de largo de cabeza a cola, sobre una estructura que alcanza 3 metros de altura, con una base de 2×2 metros. Para su construcción se necesitaron más de 5.000 tallos de flores cuidadosamente seleccionadas por su durabilidad y diversidad cromática, incluyendo claveles, crisantemos y follajes en una paleta de verdes, rosados, rojos, naranjas, lilas, morados y amarillos.
Las flores de exportación y Cundinamarca: relación de armonía, cuidado y gratitud
La actividad agrícola de la floricultura ha demostrado un compromiso ejemplar en este territorio con el cuidado del medio ambiente y la protección activa de los ecosistemas, certificado por el sello Flor verde Sustainable Flowers. El sector ha logrado resultados contundentes: el 58% del agua utilizada proviene de aguas lluvias, y el uso de plaguicidas de mayor toxicidad ha disminuido en un 99,7% en los últimos 25 años.
En 2024 la Asociación Bogotana de Ornitología, realizó un estudio específicamente para la Sabana de Bogotá y mostró que los cultivos de flores protegen la avifauna de Cundinamarca. Gracias a sus prácticas, la Tingua Moteada, ave representativa del altiplano cundiboyacense, pasó de estar en peligro crítico de extinción a una categoría de menor riesgo al encontrar refugio y condiciones de reproducción en los reservorios de agua lluvia de los cultivos (donde el 57% del líquido proviene de esta fuente). Esta ave es desde hace algunos años el símbolo de sostenibilidad de Asocolflores.
Además, entre 2022 y 2025, la floricultura fortaleció comunidades en diversos municipios de Cundinamarca, como Madrid, Tabio, Facatativá, Sopó, Tocancipá, El Rosal, Nemocón, Suesca y Sesquilé, con programas de prevención del cáncer de mama, entrega de kit escolares, mejoramiento de infraestructura de zonas deportivas, talleres deportivos, apoyo de actividades culturales.
Cabe destacar que también durante los últimos tres años se han sembrado, gracias a los floricultores, más de 50.000 árboles nativos en municipios como Facatativá, Suesca, Nemocón, Cajicá, Chía y Funza, contribuyendo a la recuperación de cuencas y al fortalecimiento de la adaptación al cambio climático.
“El Cundinamarca Fest es una plataforma esencial para demostrar que nuestra floricultura es un motor de transformación. Aquí no solo exportamos belleza; validamos nuestro compromiso con el bienestar, el empleo digno y el desarrollo sostenible, impactando directamente la calidad de vida de las más de 300.000 personas que dependen del sector en el departamento”, puntualizó Solano.
