Tunja será este 19 y 20 de noviembre el epicentro nacional de los saberes culinarios con la realización del II Congreso Internacional de Cocinas Tradicionales y el IV Encuentro Nacional de Cocineras y Cocineros Tradicionales de Colombia. El evento reunirá a portadores de tradición, investigadores, instituciones y delegaciones internacionales para reflexionar sobre el papel de la cocina en la construcción de paz. La cita se enmarca en el programa Cocinas para la Paz, impulsado por el Ministerio de las Culturas y la FAO. Y destaca la cocina como territorio simbólico. Un espacio donde se gestan memorias y resistencias colectivas.
Organizadas por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, junto con la FAO, la Fundación Mundo Espiral, la Alcaldía de Tunja y la Gobernación de Boyacá, estas jornadas buscan fortalecer el reconocimiento de la cocina tradicional como práctica viva. La iniciativa hace parte de la Política para el Conocimiento, Salvaguardia y Fomento de las Cocinas Tradicionales de Colombia, vigente desde 2012. Esta política entiende la alimentación como un derecho cultural y un eje del Derecho Humano a la Alimentación. Y reconoce que, detrás de cada receta, habita una historia. Una forma de resistencia y tejido social.
Desde 2022, Cocinas para la Paz ha llevado procesos de acompañamiento a territorios afectados por la violencia, la desigualdad y el desplazamiento. En estos fogones, los saberes ancestrales se convierten en instrumento de sanación comunitaria. El Congreso Internacional reafirma ese propósito al centrar su programación en el tema “las cocinas como espacio para la construcción de paz”. El evento propone seis ejes de discusión que abarcan identidad, derechos culturales, sostenibilidad, patrimonio alimentario, participación política y los retos de las cocinas en el posconflicto. Es una agenda integral. Y profundamente territorial.
El encuentro contará con invitados de Brasil, México, Perú y España, además de portadores locales y nacionales. Entre ellos destacan Edwin Rodríguez, chef colombiano con estrella Michelin; Ana Carolina Silva E Souza, del programa Cocinas Solidarias de Brasil; Julia Ninahuaman, lideresa peruana; y Xaneri Merino Damián, cocinera y artesana muxe de Oaxaca. Sus experiencias mostrarán estrategias para salvaguardar patrimonios culinarios, fortalecer cocinas comunitarias y articular la alimentación con la sostenibilidad y la justicia social. Una mirada continental. Y a la vez profundamente humana.
Uno de los momentos más emotivos será el homenaje póstumo a Marcela Criollo, reconocida gestora cultural y defensora del patrimonio culinario nacional. Su legado, estrechamente ligado a la defensa de las cocinas como espacios de dignidad y encuentro, será recordado en una ceremonia especial. La agenda del primer día incluirá conversatorios, demostraciones gastronómicas y muestras culturales. En el panel “Paz y cocinas tradicionales: alternativas de resistencia y resiliencia”, mujeres y hombres de Riosucio, Bojayá y San Pablo compartirán cómo sus fogones se convirtieron en refugio, memoria y posibilidad de reconstrucción. Voces que narran país. Desde la cocina.
El segundo día abrirá con un taller hacia la creación de la Red de Cocinas Tradicionales de Colombia, un espacio de reflexión y diseño colectivo para articular experiencias territoriales. Este ejercicio busca consolidar una plataforma nacional que conecte procesos locales, promueva el intercambio de saberes y fortalezca la incidencia comunitaria en políticas públicas de cultura, alimentación y sostenibilidad. Además, habrá un panel virtual con niñas y niños participantes del programa, quienes mostrarán cómo las cocinas se convierten en espacios pedagógicos. En laboratorios de memoria. Y en semillas de futuro.
El cierre del Congreso estará dedicado a reflexionar sobre los desafíos de mantener y proyectar el programa Cocinas para la Paz en los próximos años. En un panel moderado por la viceministra Saia Vergara, representantes de comunidades del Pacífico, Boyacá, Suan y sectores de turismo, ambiente y cultura discutirán los retos de sostenibilidad, articulación institucional y fortalecimiento territorial. Este espacio permitirá revisar avances y construir apuestas colectivas. Una conversación necesaria para asegurar que los fogones comunitarios sigan siendo motor de transformación. Y no se apaguen.
La jornada culminará con un homenaje al viche, bebida ancestral del Pacífico reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la nación. El espacio “El viche: narraciones de resistencias” incluirá una muestra de coctelería tradicional y una interpretación de marimba, celebrando la fuerza espiritual y comunitaria de esta bebida. Será un cierre lleno de música, memoria y sabor que resume el espíritu del encuentro: un país que se reconoce y se reconcilia a través de sus cocinas. Un país que encuentra en ellas un camino para sanar y construir paz. Un país que vuelve al fogón. Para narrarse y reencontrarse.
