Bogotá gana el Premio Earthshot 2025 y marca un hito histórico para América Latina

 

Bogotá hizo historia. La capital colombiana fue anunciada como ganadora del Premio Earthshot 2025, en la categoría Clean Our Air, el reconocimiento ambiental más importante del planeta. La distinción fue recibida por el alcalde Carlos Fernando Galán en Río de Janeiro, durante la Cumbre Mundial de Alcaldes C40, el principal foro global de ciudades que lideran la acción climática. La victoria posiciona a Bogotá como la primera ciudad latinoamericana en obtener el galardón en esta categoría.

El jurado destacó la transformación de Bogotá: una ciudad que hace dos décadas enfrentaba emergencias permanentes por contaminación atmosférica, pero que hoy exhibe una reducción del 24% en material particulado fino (PM2.5) desde 2018, pese al crecimiento poblacional y a la expansión urbana. La clave, según el comité evaluador, fue la suma de continuidad política, inversión estratégica y políticas sostenidas de movilidad limpia, infraestructura pública y justicia ambiental.

El premio reconoce un modelo urbano que hoy incluye 667 km de ciclorrutas (con meta de 836 km en 2027), la incorporación de 1.486 buses eléctricos —una de las mayores flotas del mundo fuera de China—, la construcción de la Primera Línea del Metro, tres cables aéreos en operación y la creación de la primera Zona Urbana por un Mejor Aire (ZUMA) en Bogotá. Esta zona piloto, ubicada en Bosa, combina pavimentación, control de camiones, reverdecimiento y movilidad activa.

Bogotá también fue premiada por su capacidad de proyectar impacto medible: para 2028 estima evitar más de 300.000 toneladas de CO₂ al año, el equivalente a retirar 65.000 vehículos de circulación. La ciudad cuenta además con una inversión acumulada de USD 19.900 millones en transición energética urbana, espacio público, restauración ecológica y transporte sostenible, cifra inédita en el continente.

Como ciudad ganadora, Bogotá recibirá asistencia técnica y financiera para escalar proyectos estratégicos: ampliación de ZUMA, electrificación del transporte de carga, creación de nuevos bosques urbanos, transición logística con FONCARGA y soluciones de infraestructura verde en barrios vulnerables. La ciudad también ingresa a la Red de Innovación Earthshot, desde donde compartirá su modelo con otras urbes del mundo.

El reconocimiento llega en un contexto simbólico: mientras se discutía la urgencia climática en C40, Bogotá no solo expuso sus resultados, sino que selló alianzas con Londres, París, Copenhague e Incheon, y ofreció cooperación Sur-Sur a Nairobi, Santiago y Montevideo. La ciudad pasó de ser un caso de estudio por polución, a convertirse en un laboratorio global de políticas urbanas replicables.

El Earthshot Prize, creado por el Príncipe William, se inspira en el “moonshot” de John F. Kennedy y premia proyectos que puedan reparar el planeta en una década. El mensaje de Bogotá —según el jurado— desmonta un mito: la idea de que las grandes soluciones climáticas solo pueden venir de países ricos. Desde ahora, el eje de referencia no está solo en el Norte Global.

El triunfo de Bogotá es más que un trofeo internacional: es una declaración política. Que el aire limpio es un derecho, no un privilegio. Que las ciudades que alguna vez sufrieron contaminación extrema pueden liderar su reverso. Y que, cuando hay decisión pública, continuidad institucional y cooperación internacional, el Sur Global no solo participa: lidera.

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