Bogotá abrió un nuevo capítulo en su historia financiera tras emitir su primer bono verde en los mercados globales, convirtiéndose en la primera ciudad de América Latina en colocar una deuda internacional destinada exclusivamente a proyectos sostenibles. La operación, por USD 600 millones (equivalentes a $2,3 billones de pesos), marca el regreso de la capital colombiana a los mercados internacionales después de 18 años y refleja el interés creciente de los inversionistas por infraestructura climática en economías emergentes.
El bono fue estructurado en pesos colombianos, una decisión diseñada para reducir riesgos cambiarios, y logró una demanda total de $3,1 billones, es decir, 1,34 veces el monto ofrecido. Del total adjudicado, el 93,4 % quedó en manos de inversionistas internacionales, lo que confirma la confianza del mercado en la gestión fiscal del Distrito y en la tendencia global hacia instrumentos ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).
El alcalde Carlos Fernando Galán calificó la operación como “una demostración de solidez financiera y liderazgo en sostenibilidad urbana”, destacando que Bogotá no solo accedió al mercado global, sino que lo hizo bajo estándares internacionales verificables. La emisión se apoya en el Marco de Bonos Verdes, Sociales y Sostenibles, presentado en 2024 y certificado por S&P Global Ratings, lo que garantiza el uso transparente y trazable de los recursos.
La estructuración estuvo a cargo de BNP Paribas y Goldman Sachs, dos de los bancos de inversión más grandes del mundo, mientras que CAF y IFC (Grupo Banco Mundial) participaron como inversionistas ancla, asegurando credibilidad técnica y reputacional. La banca internacional catalogó la emisión como la más grande hecha por una ciudad en el continente americano y la primera 100 % vinculada a proyectos verdes.
Los recursos financiarán cuatro obras estratégicas de movilidad limpia: la Segunda Línea del Metro de Bogotá, los cables aéreos San Cristóbal y Potosí, y la nueva troncal eléctrica de la Calle 13. Todos estos proyectos están alineados con la categoría de Transporte Limpio y buscan reducir de manera significativa las emisiones de CO₂ mediante la electrificación del transporte público.
Más allá de la inversión, la emisión posiciona a Bogotá como un referente en finanzas urbanas sostenibles, un mercado dominado históricamente por ciudades europeas y estadounidenses. La capital colombiana demuestra que los gobiernos locales pueden acceder directamente a capital global sin depender exclusivamente de créditos multilaterales o deuda soberana.
La estrategia financiera del Distrito contempla nuevas emisiones bajo esta misma metodología para financiar proyectos de agua, resiliencia climática, vivienda social y renovación ecológica urbana. El objetivo: convertir a Bogotá en un hub regional de financiamiento climático para ciudades del Sur Global.
Con esta emisión, Bogotá no solo obtiene liquidez para sus obras prioritarias: envía una señal al mercado. Las ciudades latinoamericanas, cuando combinan disciplina fiscal, marcos ESG auditados y proyectos transformadores, pueden competir en igualdad de condiciones por capital internacional. En un escenario de deuda global volátil, la apuesta de Bogotá ofrece un precedente: la transición energética urbana puede financiarse desde Wall Street.
Sección
Bogota
