La relación entre Estados Unidos y Colombia atraviesa su momento más tenso en décadas. El presidente Donald Trump anunció la suspensión inmediata de la ayuda económica al gobierno de Gustavo Petro, acusándolo de ser un “illegal drug leader”. Desde su red social Truth Social, el mandatario estadounidense aseguró que su país “no seguirá subsidiando la inacción frente al narcotráfico”, en referencia al aumento de la producción de coca en el país andino.
Según confirmaron agencias internacionales como AP News y Reuters, Trump no solo ordenó el cese de la cooperación bilateral, sino que evalúa imponer nuevos aranceles a productos colombianos. Aunque la medida aún no se ha formalizado, el senador republicano Lindsey Graham afirmó en declaraciones citadas por El Tiempo que el presidente “prepara sanciones comerciales significativas” como parte de su ofensiva antidrogas.
Hace unos instantes el presidente Trump, previo abordar el Air Force One confirmó a medios de comunicación que mañana el mandatario informará los nuevos aranceles que recibirá Colombia, luego de estos duros, ataques hechos en redes sociales en contra de Gustavo Petro, quien actualmente es presidente de Colombia.
Desde Bogotá, la respuesta fue inmediata. El presidente Gustavo Petro calificó los comentarios como una “agresión diplomática” y aseguró que Colombia “no se arrodillará ante ningún poder extranjero”.
El impacto económico podría ser severo. Colombia exporta más del 25 % de sus bienes a Estados Unidos, y la posibilidad de nuevos aranceles genera incertidumbre en sectores como el textil, automotor y agrícola. Los gremios empresariales alertaron sobre el riesgo de pérdida de empleos y exigieron al Ejecutivo una estrategia diplomática que evite un choque comercial con su principal socio.
En Washington, analistas aseguran que Trump busca enviar un mensaje político más que económico. Su discurso contra Petro refuerza su narrativa de “tolerancia cero” frente a las drogas, pero podría dañar una alianza histórica. “Colombia ha sido un pilar en la seguridad regional; sancionarla es un error estratégico”, advirtió el politólogo Michael Shifter, del Inter-American Dialogue.
Gobiernos como los de México, Chile y Brasil expresaron su preocupación por la escalada verbal y pidieron “prudencia y diálogo” entre ambas naciones. Desde la Unión Europea, Josep Borrell instó a evitar decisiones que puedan afectar la estabilidad regional. En redes sociales, la etiqueta #TrumpContraColombia se convirtió en tendencia mientras crecen los llamados a la moderación.
La suspensión de la ayuda y la amenaza de aranceles representan un giro drástico en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina. Lo que antes fue una alianza de cooperación, hoy se transforma en un pulso de soberanía y poder. Colombia enfrenta ahora el desafío de defender su dignidad diplomática sin romper los puentes con Washington, en una coyuntura donde cada decisión puede redefinir el equilibrio regional.