Rafael Ithier falleció a los 99 años: se apaga una leyenda de la salsa


La música latina despide a una de sus figuras más emblemáticas: Rafael Ithier, fundador, pianista y director del Gran Combo de Puerto Rico, falleció en San Juan a los 99 años, según confirmaron sus familiares a medios puertorriqueños. La noticia generó un profundo impacto en el mundo de la salsa, donde Ithier era considerado una institución viviente y uno de los arquitectos del sonido caribeño moderno. Su partida marca el final de una era para la música tropical.

Desde 1962, Ithier lideró con mano firme y sensibilidad artística la agrupación salsera más influyente de Puerto Rico. Su visión musical moldeó un estilo inconfundible que combinaba cadencia, rigor técnico y un sello rítmico que trascendió generaciones. Bajo su dirección, El Gran Combo se convirtió en una referencia mundial, acumulando más de setenta producciones discográficas y miles de presentaciones que llevaron el sabor boricua a escenarios de América, Europa y Asia.

La noticia de su fallecimiento fue confirmada inicialmente por prensa local como El Nuevo Día y Primera Hora, que destacaron su legado como uno de los pilares de la salsa. Desde artistas hasta instituciones culturales reaccionaron con pesar, recordando no solo al músico excepcional, sino al mentor exigente, disciplinado y profundamente comprometido con la excelencia. Para muchos, Ithier representó la figura del director que convirtió una orquesta en escuela.

Nacido en Río Piedras, San Juan, Rafael Ithier inició su carrera musical en agrupaciones como Cortijo y su Combo, donde formó parte de una generación que revolucionó el sonido afrocaribeño. Tras la disolución de esa banda, Ithier tomó la batuta para fundar El Gran Combo, un proyecto que con los años se transformaría en sinónimo de fiesta, identidad boricua y tradición salsera. Su liderazgo moldeó el carácter de una orquesta que se ganó el título de “la universidad de la salsa”.

Además de ser un pianista de enorme precisión rítmica, Ithier fue un director que entendió la importancia de la disciplina en el escenario. Insistía en arreglos limpios, estructuras sólidas y un sonido que respetara la raíz sin renunciar a la innovación. Esa fórmula convirtió a la orquesta en escuela para decenas de músicos que luego brillaron en sus propios caminos. Su influencia traspasó fronteras y dejó huella en el repertorio salsero de varias generaciones.

Durante su carrera, Ithier obtuvo múltiples reconocimientos internacionales y cosechó el cariño de públicos diversos. Canciones como Azuquita pa’l caféBrujeríaOjos chinos o Fuego en el 23 se convirtieron en clásicos imborrables que hoy resuenan en celebraciones, calles, emisoras y escenarios donde la salsa sigue siendo identidad y memoria. Su legado musical permanece vivo en cada nota que interpreta la orquesta.

La partida de Ithier abre un capítulo de homenaje y reflexión sobre el impacto de su obra. Más allá de la nostalgia, su figura representa la persistencia del arte caribeño y la capacidad de un músico para transformar su entorno cultural. Artistas de toda América Latina han destacado su contribución a un género que hoy continúa vigente gracias a visionarios como él, que entendieron la salsa como un lenguaje universal.

Mientras Puerto Rico y la comunidad internacional de la salsa preparan homenajes y despedidas, el nombre de Rafael Ithier queda inscrito en la historia como uno de los grandes maestros del ritmo latino. Su música, su disciplina y su espíritu creativo permanecerán en el corazón de quienes celebran la vida a través del baile y la cadencia. Se va una leyenda, pero su legado seguirá iluminando pistas, parlantes y generaciones futuras.

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