La Red de Escenarios Culturales del Idartes presenta en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán una de las obras más conmovedoras y representativas del repertorio contemporáneo internacional: IUNGO. Tras recorrer ciudades como Pekín, Tokio, Ciudad del Cabo, São Paulo, Belo Horizonte y Yakarta, y luego de una gira por los Países Bajos, la pieza del coreógrafo neerlandés Adriaan Luteijn llega a Bogotá bajo una versión completamente local que celebra el poder del movimiento como vínculo entre mundos diversos.
Esta edición de IUNGO reúne bailarines profesionalmente formados en danza contemporánea con intérpretes provenientes de realidades sociales, físicas y generacionales profundamente distintas. Cada uno aporta su historia, sus capacidades y su manera de habitar el cuerpo, convirtiendo la obra en un acto de encuentro donde la diferencia no divide, sino que amplifica la sensibilidad del público. En escena, se revela un tejido humano que se construye desde la escucha, la presencia y la empatía.
El montaje conserva los elementos esenciales que han definido su identidad global: la banca como punto de reunión entre los intérpretes, el uso del larghetto del primer concierto para piano de Chopin y la arquitectura de patrones de movimiento que Luteijn ha explorado en cada país donde la obra ha sido interpretada. A partir de esta estructura común, la versión bogotana se transforma gracias a la energía, la corporalidad y la sensibilidad de su elenco local.
Con más de 50 años de historia, Introdans ha sido una plataforma fundamental para consolidar un enfoque artístico que combina repertorio contemporáneo, formación, mediación y proyectos que dialogan con las realidades sociales. Desde hace más de 25 años, la compañía ha impulsado programas que integran intérpretes con diversas trayectorias y capacidades, demostrando que la danza es un territorio abierto donde caben múltiples formas de expresión y presencia escénica.
Para Adriaan Luteijn, creador de la obra, el motor del proceso es la conexión humana y la riqueza infinita de la diversidad. Su metodología se sostiene sobre dos pilares: la rigurosidad técnica propia de una compañía profesional y un espacio de exploración que invita a romper límites, cuestionar cánones y descubrir nuevas sensibilidades. En ese cruce, la danza deja de ser únicamente un acto performativo para convertirse en un gesto íntimo de reconocimiento.
El proceso de creación en Bogotá profundizó en esos contrastes que caracterizan la obra. El elenco construyó una relación que trasciende lo coreográfico y crea un relato colectivo donde cada cuerpo aporta memoria, resistencia y emoción. La banca, que en otras versiones ha sido símbolo de encuentro, se convierte aquí en un punto de diálogo entre historias, edades y posibilidades corporales que se conectan a través del movimiento.
El Teatro Jorge Eliécer Gaitán reafirma con este estreno su compromiso con proyectos que abren espacios de pensamiento, sensibilidad e inclusión. Enmarcado en la celebración del Día de la Diversidad, IUNGO se presenta como una obra que interpela al público, lo invita a observar sin prejuicio y a reconocer la potencia que emerge cuando la danza refleja la pluralidad que habita en los territorios y en los cuerpos.
Con esta puesta en escena, la ciudad recibe una creación que no solo es danza, sino también conversación, abrazo y puente. IUNGO recuerda que la diferencia es un territorio fértil para la creación y que, cuando dialoga con la técnica y el arte, se convierte en un acto de transformación colectiva. Una apuesta que ratifica por qué la danza contemporánea sigue siendo uno de los lenguajes más poderosos para narrar lo que somos.
