El general retirado Víctor Alberto Delgado Mallarino, director de la Policía Nacional entre 1983 y 1986, falleció este 15 de noviembre en Bogotá a los 96 años. Su partida marca el cierre de un capítulo decisivo de la historia institucional, atravesado por modernizaciones profundas y por algunos de los episodios más dramáticos de la vida nacional. Delgado Mallarino fue el primer oficial de la Policía en alcanzar el rango de tres estrellas y dejó una huella significativa en la estructura operativa y administrativa de la institución.
Durante su dirección, el país atravesó años críticos, incluidos la Toma del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero en 1985. Como jefe de la Policía en aquel momento, su nombre quedó asociado a las tensiones políticas, operativas y judiciales que aún rodean esos hechos. A pesar de las controversias y debates, su administración impulsó avances tecnológicos y operativos que transformaron la capacidad de respuesta policial.
Su carrera policial se extendió por más de cuatro décadas, durante las cuales ocupó cargos de alto nivel como subdirector de la institución, jefe de personal y director de prisiones. Delgado Mallarino formó parte de una generación de oficiales que impulsó los primeros sistemas de comunicación modernos y sentó las bases para la articulación del Servicio Aéreo Policial, pieza clave en la lucha contra el crimen organizado en los años posteriores.
Entre los hitos de su gestión se cuenta el fortalecimiento de la criminalística, la modernización de los sistemas de despacho automático en ciudades como Bogotá y Cali y la adopción de herramientas informáticas que, para la época, representaron un salto tecnológico significativo. Estos avances consolidaron a la Policía como una institución más profesional y especializada en escenarios urbanos y rurales.
La Policía Nacional lamentó oficialmente su fallecimiento y destacó su papel en la evolución institucional. En un comunicado, la institución señaló que el general Delgado Mallarino “marcó un hito en la modernización policial y en la consolidación de capacidades fundamentales para la seguridad ciudadana”. Su legado, aseguraron, continúa vigente en la estructura operativa actual.
A lo largo de su trayectoria, Delgado Mallarino también estuvo ligado a operativos relevantes como la acción contra el complejo narcotraficante de Tranquilandia, uno de los primeros golpes significativos contra el narcotráfico en los años ochenta. Su nombre aparece en investigaciones académicas e históricas que estudian la evolución de las fuerzas de seguridad en momentos de alta presión social y política.
El fallecimiento del general revive un debate histórico sobre las responsabilidades institucionales durante la crisis del Palacio de Justicia y las decisiones de seguridad que antecedieron la tragedia. Aunque su figura estuvo rodeada de preguntas y controversias, también es recordado por su disciplina, capacidad técnica y liderazgo en una época marcada por la violencia política, el auge del narcotráfico
y los desafíos estructurales de la seguridad nacional.
Víctor Alberto Delgado Mallarino deja un legado complejo, propio de quienes lideraron instituciones en tiempos turbulentos. Sus familiares, compañeros y generaciones de policías lo recuerdan como un oficial estudioso, metódico y profundamente comprometido con la modernización institucional. Su muerte cierra un ciclo, pero su nombre seguirá presente en las discusiones sobre la historia, los aciertos y las tensiones de la seguridad en Colombia.
