EE. UU. reabre el gobierno tras histórico y apretado acuerdo bipartidista

 

El gobierno federal de Estados Unidos reabrió oficialmente después de 43 días de paralización, la más larga en la historia del país. La reapertura fue posible gracias a un acuerdo bipartidista logrado en el Congreso, que permitió avanzar un proyecto de financiación temporal. Tras intensas negociaciones entre republicanos y un grupo clave de demócratas moderados, la Cámara aprobó el paquete de gastos con una votación ajustada. La firma del presidente Donald Trump selló finalmente el fin del cierre gubernamental.

El acuerdo legislativo autoriza fondos para reactivar gran parte del funcionamiento federal hasta el 30 de enero de 2026. Incluye financiamiento completo para sectores como agricultura, construcción militar y el poder legislativo, mientras que el resto operará bajo una extensión temporal. Este equilibrio buscó destrabar el estancamiento presupuestal entre ambas bancadas. La medida también permitirá restablecer servicios públicos paralizados durante más de seis semanas.

La Cámara de Representantes aprobó el proyecto con 222 votos a favor y 209 en contra, reflejando una división profunda pero suficiente para avanzar. Seis demócratas votaron con los republicanos, mientras que dos republicanos rompieron filas y se opusieron. Este cruce de votos fue determinante para romper el bloqueo político que mantenía cerrado al gobierno. La votación se convirtió en una muestra clara del desgaste que dejó el enfrentamiento entre partidos.

Uno de los puntos más sensibles del debate fue la falta de inclusión de la ampliación de los subsidios del Affordable Care Act (ACA), una prioridad demócrata. A pesar de la presión, la extensión quedó por fuera del acuerdo final y será discutida en una votación posterior sin garantías. Este vacío legislativo deja abierta la posibilidad de nuevas tensiones en enero, cuando el país enfrente otro posible choque presupuestal.

El cierre tuvo efectos significativos en la vida cotidiana de millones de personas. Decenas de miles de empleados federales trabajaron sin sueldo o estuvieron temporalmente suspendidos. Programas sociales como SNAP enfrentaron retrasos críticos, y varios aeropuertos registraron demoras debido a personal reducido. Con la reapertura, se garantiza el pago retroactivo para los trabajadores y la reactivación gradual de todas las agencias afectadas.

Para muchos analistas, el fin del cierre no implica el fin del conflicto político. La negociación dejó heridas dentro de ambas bancadas y exhibió la fragilidad de la dinámica legislativa actual. La falta de un acuerdo duradero en temas como salud, gasto público y techo presupuestal anticipa que el Congreso enfrentará nuevas batallas. La reapertura, sin embargo, da un respiro inmediato al país y devuelve certidumbre temporal.

La firma de Donald Trump, realizada la noche del 12 de noviembre, marcó el punto final de una crisis que preocupaba a mercados, agencias federales y ciudadanía. El presidente había insistido en mantener presión hasta obtener concesiones clave, mientras que los republicanos buscaban evitar un desgaste mayor. Aun con diferencias persistentes, la voluntad de cerrar el acuerdo permitió destrabar la situación en un momento crítico.

Con la reapertura, Estados Unidos inicia un proceso de recuperación administrativa tras el cierre más prolongado de su historia. Aunque el acuerdo representa una victoria política para algunos y un sacrificio para otros, la prioridad inmediata es estabilizar el funcionamiento del Estado. El país entra ahora en una carrera contrarreloj para negociar un presupuesto definitivo antes de que finalice enero. Mientras tanto, agencias, trabajadores y ciudadanos retoman lentamente la normalidad.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente