Colombia será sede de la IV Cumbre CELAC–UE: un punto de inflexión diplomático para la región

 

Colombia será, este 9 y 10 de noviembre, el epicentro del diálogo político más importante entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe. La ciudad de Santa Marta acogerá la IV Cumbre CELAC–UE, una reunión de alto nivel en la que participarán delegaciones de más de 60 países. El encuentro se perfila como una oportunidad histórica para renovar la agenda birregional en temas estratégicos como transición energética, innovación, comercio sostenible y seguridad alimentaria. Para Colombia, la cumbre representa un reconocimiento internacional a su rol en la diplomacia regional.


El Gobierno colombiano destaca que la sede de esta cumbre ratifica la vigencia del país como punto de convergencia entre Europa y América Latina. La Cancillería señala que el evento demuestra la consolidación de una diplomacia moderna, técnica y orientada a resultados. La reunión no se limita a una declaración política; buscará definir mecanismos de cooperación, financiamiento y cumplimiento verificable en áreas clave para ambas regiones. Se trata de una agenda diseñada para responder a desafíos globales compartidos, desde la crisis climática hasta la transformación digital.


Uno de los principales resultados esperados será la adopción de la Declaración de Santa Marta CELAC–UE 2025, documento que fijará compromisos en energías renovables, cooperación tecnológica, seguridad alimentaria e inversiones sostenibles. A su vez, se aprobará la Hoja de Ruta CELAC–UE 2025–2027, que organizará las acciones multilaterales en temas como energía limpia, digitalización, salud, innovación y comercio responsable. El objetivo central: pasar de los discursos a los proyectos medibles.


Según Francisco Gutiérrez, director de Mecanismos de Integración y Concertación de la Cancillería, la cumbre permitirá fortalecer el liderazgo colombiano en la articulación política de la región. “Este encuentro afianzará la capacidad de Colombia para movilizar consensos en temas globales como migración, energía, comercio, transición digital o inteligencia artificial”, afirmó. Para el funcionario, el país no solo es anfitrión logístico, sino articulador de una agenda regional con impacto real.


Gutiérrez destacó además el carácter estratégico del evento: “Colombia está poniendo la casa para un diálogo que solo ocurre cada dos años y que reúne a 33 países de América y el Caribe con 27 de la Unión Europea. La meta es acordar mecanismos verificables, con rutas de implementación, financiamiento y voluntad política conjunta”. La Cancillería resalta que esta edición de la cumbre tendrá enfoque ejecutable, evitando declaraciones simbólicas sin seguimiento.


A nivel interno, el Gobierno estima que la Cumbre dejará avances concretos en tres áreas principales. La primera: interconexión eléctrica regional, con miras a fortalecer la soberanía energética y acelerar la transición hacia fuentes limpias. La segunda: avances técnicos en la Agenda de Inversiones Global Gateway UE–LAC, que busca cadenas de valor sostenibles entre ambas regiones. Y la tercera: efectos locales en infraestructura, empleo y proyección internacional para Colombia.


El evento también fortalecerá la diplomacia económica del país. La participación de altos funcionarios, empresarios y organismos multilaterales permitirá posicionar a Colombia como destino de inversión y articulador de nuevas plataformas de cooperación. La Cancillería aclara que la agenda incluye reuniones ministeriales, mesas de trabajo temáticas y mecanismos de seguimiento que se activarán tras el cierre de la cumbre. “No será un evento aislado, sino el inicio de un ciclo de implementación”, puntualizan.


Con esta cumbre, Colombia se posiciona como puente geopolítico entre Europa y América Latina en un momento de reconfiguración global. Santa Marta será el escenario donde dos regiones —que juntas representan más del 20 % del PIB mundial y más de mil millones de habitantes— discutan su papel frente a desafíos como la transición energética, la economía digital y la gobernanza del siglo XXI. Para la política exterior colombiana, el valor no está solo en el evento, sino en lo que viene después.

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