En un mercado saturado de smartphones que prometen velocidad y poder, Infinix decidió subir la apuesta con el GT 30 Pro, su nuevo modelo insignia para el segmento joven amante de lo tecnológico. El dispositivo llega a Colombia con la intención de competir directamente contra gigantes como Xiaomi o Realme, ofreciendo una experiencia gamer de alto nivel a un precio sensiblemente más bajo. Su discurso es claro: rendimiento real, estética agresiva y una interfaz pensada para el jugador contemporáneo.
El lanzamiento nacional marca un paso estratégico para la marca, que busca consolidarse en América Latina como sinónimo de innovación accesible. El GT 30 Pro no solo promete frames por segundo, sino una nueva relación entre hardware y estilo. Con su pantalla AMOLED de 6,78 pulgadas, resolución 1.5K y una tasa de refresco de 144 Hz, el teléfono entrega un despliegue visual que roza la perfección. Es una respuesta directa a la necesidad de fluidez que hoy define el entretenimiento móvil.
Debajo de su carcasa metálica con líneas inspiradas en la estética cyber-mecha, late el procesador MediaTek Dimensity 8350 Ultimate, un chip fabricado en 4 nanómetros que combina eficiencia energética con potencia bruta. A eso se suma memoria LPDDR5X de hasta 12 GB, expandible virtualmente a 24 GB, y almacenamiento UFS 4.0 de 512 GB, lo que sitúa al GT 30 Pro en terreno de flagship sin cargar con el precio de uno.
La batería de 5.500 mAh con carga rápida de 45 W y carga inalámbrica de 30 W promete resistir jornadas enteras de uso intensivo. Y si el usuario es de los que juega mientras carga, el modo Bypass Charging evita el sobrecalentamiento y alarga la vida útil del dispositivo. Es una función que, hasta hace poco, solo veíamos en terminales gaming de más de cuatro millones de pesos.
Visualmente, el teléfono tiene una personalidad que no pasa desapercibida. En la parte trasera, una iluminación RGB personalizable convierte al GT 30 Pro en un pequeño espectáculo de luces. Infinix sabe que la generación Z no quiere solo potencia: quiere identidad. Y esa es una promesa que el teléfono cumple con solvencia. Su diseño es un statement visual de velocidad, energía y futuro.
La fotografía no se queda atrás: el sensor principal de 108 MP se apoya en inteligencia artificial para capturar texturas y colores con sorprendente precisión. Aunque no busca destronar a los líderes fotográficos, el resultado está por encima de lo esperado para su rango. Los modos de retrato y nocturno, además, se integran sin saturaciones exageradas ni pérdidas de detalle.
En Colombia, el Infinix GT 30 Pro ya se encuentra en cadenas como Alkosto y Éxito, con precios que oscilan entre los $1.5 y $1.6 millones. La marca apuesta a un consumidor que ya no se conforma con lo básico, pero que tampoco quiere gastar de más. Su valor diferencial está en la mezcla de especificaciones de élite con un discurso culturalmente conectado: ser gamer, creador y profesional con un solo dispositivo.
El GT 30 Pro llega, en definitiva, como el símbolo de una nueva era para Infinix. Una que redefine el concepto de teléfono potente sin elitismo tecnológico. Es un smartphone que parece salido de un laboratorio de diseño futurista, pero con los pies firmes en la realidad del mercado latinoamericano. Una máquina que habla el idioma de los nuevos usuarios: velocidad, identidad y control total.

