Falleció a los 106 años José María Acevedo, el visionario de la industria colombiana que transformó un taller en un legado



El país despide con profundo respeto a José María Acevedo Alzate, fundador de Industrias Haceb y símbolo del espíritu empresarial antioqueño, quien falleció este 27 de octubre de 2025 a los 106 años. Su partida marca el final de una era, pero también deja en la memoria nacional la huella indeleble de un hombre que, con trabajo silencioso y visión inquebrantable, convirtió un pequeño taller eléctrico en una de las empresas industriales más emblemáticas de Colombia.

Nacido en Medellín en 1919, Acevedo creció en un entorno humilde, en una época donde las oportunidades eran escasas y la educación formal un privilegio. Sin embargo, su curiosidad y su destreza manual lo llevaron a aprender por cuenta propia los principios de la electricidad, mientras trabajaba como mensajero en un taller. Con apenas 21 años, decidió emprender su propio camino y fundó en 1940 el Taller Eléctrico Medellín, semilla de lo que más tarde se transformaría en Haceb, empresa sinónimo de calidad y orgullo nacional.

En tiempos en que el país apenas daba sus primeros pasos hacia la industrialización, José María Acevedo apostó por fabricar productos locales con la misma calidad de los importados. Su compromiso con la innovación y el trabajo bien hecho lo llevó a producir las primeras cocinas y refrigeradores eléctricos del país. Con ello, Haceb se convirtió en pionera del bienestar doméstico colombiano, llevando modernidad a los hogares de varias generaciones.

Su liderazgo se distinguió por una filosofía que trascendía el lucro. Acevedo creía firmemente en el valor de las personas detrás de las máquinas. “Cuando uno no tiene la oportunidad de estudiar, queda condenado a estudiar toda la vida”, solía repetir, reflejando su convicción de que la educación continua y el respeto por el trabajador eran las verdaderas bases del progreso. En su empresa, la dignidad laboral fue tan importante como la eficiencia.

Con el paso de las décadas, Haceb creció hasta convertirse en un referente industrial con presencia en toda Colombia y en mercados internacionales. Desde su planta en Copacabana, Acevedo supervisó durante años cada línea de producción, manteniendo viva la esencia artesanal de sus inicios. Incluso superados los 100 años, seguía asistiendo con regularidad a la empresa, como testimonio de su incansable disciplina y amor por el oficio.

Su muerte generó manifestaciones de pesar en todos los sectores. Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, lamentó su fallecimiento y exaltó su aporte al desarrollo económico de Antioquia, destacándolo como “un hombre que convirtió la industria en un acto de fe en Colombia”. Medios, empresarios y ciudadanos coincidieron en definirlo como un ejemplo de humildad, constancia y liderazgo silencioso, cuya obra trascendió generaciones.

El legado de José María Acevedo no se mide sólo en electrodomésticos o balances financieros, sino en el impulso humano que sembró. Inspiró a cientos de emprendedores a creer que el talento colombiano puede transformar realidades. Su historia se cuenta entre las más notables del siglo XX en América Latina, al lado de los grandes constructores de sueños industriales.

Hoy, Haceb y el país entero lo despiden con gratitud. En tiempos donde la tecnología y la globalización redefinen la industria, la vida de Acevedo recuerda que el progreso se levanta sobre cimientos humanos: la curiosidad, el esfuerzo y la fe en lo propio. Su nombre quedará grabado en la memoria colectiva como el del hombre que iluminó a Colombia con el poder de su ingenio y la nobleza de su ejemplo.

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