La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) reiteró que el sector aéreo mantiene su compromiso global de alcanzar cero emisiones netas de carbono en 2050, pero advirtió que Colombia debe evitar decisiones apresuradas que encarezcan el transporte aéreo y afecten la conectividad del país. La organización instó al Gobierno a adoptar una política “técnica, equilibrada y competitiva”, que permita desarrollar el combustible sostenible de aviación (SAF) sin trasladar los sobrecostos a los pasajeros.
Uno de los llamados centrales del gremio fue no imponer un mandato obligatorio de mezcla de SAF en el corto plazo. Según la industria, una medida de este tipo generaría un incremento inmediato en el precio del combustible, lo que terminaría elevando el costo de los tiquetes y afectando rutas sensibles, especialmente en regiones apartadas como la Amazonía, el Pacífico o los archipiélagos. Europa y Reino Unido, donde el mandato ya opera, han visto aumentos de hasta cinco veces en el valor del SAF.
IATA propone en su lugar construir un ecosistema de producción local antes de exigir mezclas obligatorias. La hoja de ruta incluye incentivos fiscales, infraestructura adecuada, normas técnicas alineadas con estándares globales y un esquema de transición que no ponga en riesgo la cobertura aérea del país. “No se debe sacrificar sostenibilidad social por sostenibilidad ambiental”, sostiene el gremio.
Entre los incentivos sugeridos se encuentran la exención de IVA sobre la fracción de SAF utilizado, así como la eliminación del impuesto al carbono cuando se empleen biocombustibles que cumplan los criterios internacionales de reducción de emisiones. También se propone un paquete de estímulos en la transición energética aérea, similar al otorgado a otros sectores estratégicos de la economía.
IATA insistió en que el país debe desarrollar una cadena de suministro abierta y flexible, que permita combinar producción nacional con importación cuando sea necesario, evitando el desabastecimiento y manteniendo los costos competitivos. En este punto, la industria señala que el avance del SAF no debe limitarse a la oferta: “el estímulo a la demanda también es vital”, advirtió la organización.
Otro eje crítico es la adopción de normas técnicas armonizadas. IATA recomendó que Colombia incorpore el estándar internacional ASTM D7566, que regula la calidad del SAF y su mezcla con combustibles fósiles. Una regulación compatible con el mercado global permitirá la operación segura de aeronaves y atraerá inversión a plantas de bioenergía.
La organización también pidió garantizar un sistema de verificación transparente, trazable y alineado con mecanismos como CORSIA (de la OACI) y Book & Claim, que permiten contabilizar reducciones reales de emisiones y evitan la doble contabilidad. La trazabilidad —señalan— será clave para atraer capital internacional y certificar a Colombia como productor confiable.
Finalmente, IATA subrayó que la transición energética debe ser “justa y territorialmente equilibrada”. Esto implica que los costos de la descarbonización no recaigan en los usuarios de rutas sociales o de baja demanda. “El SAF marcará un antes y después en la aviación mundial. Pero su implementación debe hacerse con rigurosidad técnica y visión económica”, afirmó Paula Bernal, Country Manager de IATA Colombia.
