Durante su más reciente intervención en un encuentro académico sobre tecnología y visualización digital, el investigador y experto en gráficos computacionales AJ Christensen planteó un panorama donde la inteligencia artificial (IA) acelera procesos creativos y técnicos, pero también exige nuevas reglas de control y verificación. Para Christensen, la velocidad con la que evolucionan las herramientas no debe eclipsar una pregunta clave: ¿cómo garantizar que la imagen siga siendo fiel a los datos y no a la ficción del algoritmo?
El investigador advirtió que muchas plataformas de IA operan como “cajas negras” donde no siempre es posible rastrear la fuente real de los datos o comprobar la fidelidad científica de lo que producen. “En visualización científica no se trata solo de crear algo espectacular, sino de respetar lo que los datos realmente dicen”, afirmó, señalando que la espectacularidad estética nunca puede reemplazar la precisión.
Christensen también destacó el avance de técnicas emergentes como Gaussian Splats, que están revolucionando la captura y reconstrucción tridimensional de escenarios reales con mayor eficiencia y fluidez. Estas tecnologías, explicó, están dando forma a una nueva generación de experiencias inmersivas que pronto podrían integrarse en videojuegos con video en vivo, simuladores industriales y entornos educativos interactivos.
El experto extendió su análisis al campo de la robótica, insistiendo en que la convergencia entre hardware y gráficos computacionales “está madurando, pero no ha alcanzado aún su punto de equilibrio”. Sin embargo, aseguró que la industria se acerca rápidamente a una etapa donde será posible ejecutar procesos visuales y operativos en tiempo real a escala industrial, algo impensable hace cinco años.
Más allá de lo técnico, Christensen situó el debate en un terreno ético y social: el del rol del audiovisual como herramienta de conexión emocional. “El cine es una máquina de empatía”, dijo, recordando que la tecnología debe servir para reconstruir vínculos en un mundo polarizado. Llamó a poner la innovación al servicio de narrativas capaces de enfrentar crisis globales como el colapso climático y la desinformación.
Finalmente, el experto celebró el crecimiento creativo de América Latina en animación, videojuegos y narrativas inmersivas. Aseguró que la región posee una ventaja comparativa: “una voz menos industrializada, más auténtica, con una capacidad de riesgo y frescura que puede oxigenar la narrativa global". Para Christensen, el futuro del audiovisual no será solo tecnológico, sino humano, sensorial y colectivo.
