El FICC 2025 convirtió a Boyacá en un escenario vivo de danza, teatro y memoria colectiva

 

Boyacá volvió a demostrar que la cultura es un territorio en movimiento. La jornada del 1 de noviembre del Festival Internacional de la Cultura Campesina (FICC) reunió expresiones artísticas de cuatro países y varias regiones de Colombia, consolidando al departamento como epicentro de encuentro entre tradición, escena contemporánea y creación comunitaria. La danza y el teatro protagonizaron un día lleno de ritmo, historias y sensibilidad.

Las presentaciones dancísticas vistieron de color los municipios de Ráquira, Macanal, Turmequé y Sogamoso, donde agrupaciones de Colombia, Panamá, México y Argentina ofrecieron un recorrido por folclores y fusiones que celebraron la diversidad latinoamericana. Antioquia, Bogotá y el Caribe también hicieron parte del diálogo escénico, recordando que la danza sigue siendo un lenguaje universal de identidad y resistencia.

Además de los espectáculos, la programación incluyó talleres formativos como “Relatos del Movimiento” y “Juegos, Contacto e Improvisación”, realizados en Tunja, junto a las presentaciones de Tropismos, Mlab y Revelarte. El formato descentralizado del festival reafirmó la apuesta del FICC por llevar el arte más allá de los escenarios tradicionales, tejiendo comunidad a través del cuerpo, el gesto y la memoria rural.

El teatro también tuvo una jornada destacada. A las 2:00 p.m., la Plaza de Bolívar fue tomada por Vendimia Teatro y Tierra Adentro Teatro (Bogotá), que presentaron Vía Nueva, una obra que transformó el espacio público en un relato escénico sobre encuentro y cambio. El montaje interpeló a ciudadanos y transeúntes, demostrando el poder del teatro en la calle.

Luego, en Casa TEB, la compañía Nido Teatro (Boyacá) presentó Jugando a Chéjov, una pieza íntima que reinterpretó la obra del dramaturgo ruso desde el humor y la sensibilidad contemporánea. Más tarde, el Teatro Mayor Bicentenariorecibió Voces del Alma de Teatro Itinerante del Sol, obra ganadora de la Convocatoria FICC, que ofreció un viaje simbólico cargado de fuerza emocional y reflexión colectiva.

El público respondió con salas llenas, aplausos prolongados y un entusiasmo que confirma que el FICC no solo exhibe arte: lo siembra. La jornada del 1 de noviembre dejó claro que Boyacá no solo alberga un festival, sino una experiencia cultural que vincula territorio, escena y comunidad. La danza moviliza, el teatro conmueve, y el FICC sigue construyendo un país que se cuenta a sí mismo desde el arte.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente