El entorno digital ha transformado el modo de vida de las personas y compañías en los últimos años, cambiando los hábitos cotidianos como comprar en tiendas físicas, consignar dinero en bancos o pagar los servicios públicos, logrando hacer cualquier transacción con solo un clic o un toque en la pantalla de los móviles, agilizando los procesos y mejorando los tiempos de todos.
Sin embargo, en el escenario de las transacciones financieras un fenómeno continua vigente y ha evolucionado a la realidad virtual causando vulneraciones que afectan las finanzas de todos, teniendo al fraude como protagonista y de los cuales personas u organizaciones criminales han utilizado diversas herramientas del espacio online para generar daño en la sociedad que esta perdiendo el miedo al pago digital.
Así, la fintech chilena CEPTINEL ha detectado que las empresas de banca y seguros latinoamericanos han sufrido enormes perdidas operativas que equivalen al 5 o 10% de las utilidades operacionales, equivalentes a 200 o 300 millones de dólares, teniendo a las transacciones con tarjetas de crédito dentro de las mas afectadas en el año 2022 a 2023, y aumentando incluso según previsiones de la compañía en 400 millones de dólares a 2025.
Pero dentro de estos números asociados a este fenómeno existente no solo en el entorno virtual sino desde el inicio de las mismas transacciones comerciales a lo largo de la historia, ¿Cuáles son las diferentes estrategias que los criminales utilizan para generar fraude dentro de las operaciones financieras en la sociedad moderna y que son estudiadas por CEPTINEL?.
Los diversos tipos de fraude en el entorno digital.
Según el CEO de CEPTINEL Gerardo Schudeck, la evolución del fraude en el sector financiero ha sido directo al crecimiento de las operaciones digitales que se realizan a nivel global, especialmente en América Latina que luego de la pandemia de COVID-19 disminuyó su rezago al escenario virtual y ha confiado de manera significativa en el uso de herramientas para facilitar los pagos y guardar el dinero en plataformas digitales.
Así, dicha dificultad que vulnera la seguridad del escenario digital, ha tenido diversas herramientas que han facilitado a los ciberdelicuentes desarrollar el fraude, afectando considerablemente el modo de vida de las personas, especialmente en transacciones de pagos o en la información guardada en los dispositivos que se usan a diario.
Cuentas de ahorro o corriente, depósitos de bajo monto, pasarelas de pago o incluso canales físicos de distribución o recepción de pagos como cajeros automáticos o pagos por datáfonos son vulnerados de manera constante por empresas o personas al servicio de la delincuencia con diversas armas generadas de la virtualidad para que los incautos clientes caigan y pierdan recursos significativos, generando enormes daños a la confianza al entorno digital.
Desde el uso de metodos para captación de datos conocidos como phishing, suplantaciones de identidad, ingeniería social, malware (software, programas o aplicaciones maliciosas), el uso indebido de la inteligencia artificial y el robo de datos para le uso de tarjetas de crédito y contraseñas de cuentas bancarias; hasta las amenazas directas desde el escenario digital por parte de instituciones o individuos maliciosos se han convertido en pan de cada día en la realidad contemporánea y que empresas como CEPTINEL han detectado e incluso crear procesos que corten de raíz aquellas operaciones fraudulentas.
Así, diversos productos creados para la salvaguarda de la información de compañías y clientes de las mismas por parte de la fintech chilena han aparecido para mejorar las condiciones de seguridad, siendo permanentemente actualizadas, entendiendo la realidad del entorno y fortaleciendo las estrategias para mitigar los daños en la industria, especialmente en la financiera y del comercio electrónico, las mas atacadas por los generadores del fraude.
Dentro de aquellas soluciones creadas por CEPTINEL están las dedicadas a la prevención del fraude, entendiendo que tanto fuera como dentro de las compañías existen vulneraciones que pueden facilitar el desarrollo de este fenómeno de seguridad, fortaleciendo los controles tanto a agentes externos como colaboradores, así evitando al máximo cualquier daño posterior.
“Si se comparan las potenciales pérdidas con la adopción de una tecnología antifraude, que no supera los 200.000 dólares, es claro que resulta mucho más conveniente hacer esta inversión que, considerando el panorama, se paga sola”, dice Gerardo Schudeck en medio de un conservatorio sobre fraudes desarrollado con medios de comunicación en Bogotá, indicando además "Los clientes, es decir las personas en general deben de detectar los diversos fraudes usando la simple desconfianza para investigar si aquellos correos, llamadas o mensajes son reales y evitar a toda costa entregar a usuarios desconocidos la información que contiene los dispositivos móviles o el ordenador".
Prevenir este tipo de fenómenos de seguridad son claves para mejorar las condiciones de navegación y transacciones digitales en medio de un mundo que evoluciona para conectarse de manera más sencilla, facilitando las transacciones y mejorando la calidad de vida.