El volar ha sido un sueño que la humanidad ha tenido desde el primer momento que vio en las nubes del mundo y al pasar los pájaros querían sentir el revoloteo de sus alas y la brisa que se siente en cada parte del cuerpo; buscando desde la genialidad de la mente de los hombres y mujeres llevar esta ilusión a ser una realidad.


Es así, que, durante inicios del Siglo XX, luego de muchas generaciones de fallidos intentos por permitir la autonomía de ser humano por tocar las nubes y sentir el vivir de las aves dotadas por la naturaleza para cruzar los cielos, personas como Santos Dumont o los hermanos Wright cambiaron el modo de ir por el mundo a través de maquinas impulsadas por hélices.


El avión, aparato perfeccionado por dos guerras mundiales, las ambiciones civiles para mejorar las condiciones de vuelo seguro y eficiente, pasando de un tamaño pequeño que impulsaba a una persona a enormes maquinas que pueden llevar incluso 300 o 400 pasajeros y complementado con un moderno equipamiento para disfrutar de viajes largos con amplias horas de operación.



Y dentro de todos estos aparatos voladores que pasaron de motores de pistón y hélices ruidosas a ser de turbinas que avanzan para ser tan ruidosas como lavadoras de casa y siendo sostenibles tanto en el consumo de combustible como en la responsabilidad con las personas claves del proceso: el pasajero.


Bajo todo este sentir histórico, una aerolínea colombiana nació hace poco con un sueño evolucionado de la idea original que el hombre ha tenido de tocar las nubes: volar a bajo costo y con la posibilidad de disfrutar al máximo con un servicio optimo y casual que rompa los esquemas tradicionales.

Así nace la tercera aerolínea low cost del país, que incluso pensó aún más ambicioso para llevar a toda una nación a disfrutar de las nubes desde lo mas alto del cielo: ser bajo costo pero con un estilo radicalmente moderno para atender las realidades actuales del mercado y dinamizar la operación aérea.


Ultra Air, se convirtió en la solución de aviación más innovadora del mercado y desde el momento en que el turista entra a su portal web, hasta que salga del puente de desembarco en el aeropuerto de destino, ha llevado a que el pasajero disfrute de manera única el modo de volar.


En el caso del pasajero, la persona que hace que las aerolíneas operen e incluso sean una necesidad para el placer, el trabajo o el desarrollo de los seres humanos en la sociedad; encontrará en la ventanilla en el aeropuerto a una serie de funcionarios de camisa blanca, chaqueta naranja, pantalón gris muy cómodo y zapatillas que están con sonrisa lista y una mirada que muestra confianza, como la que se vive con las familias,


El saludo es un hola, seguido de un tuteo respetuoso y asertividad que incluso parece más el consejo de un amigo que la recomendación de un funcionario, lleva a que el pasajero sienta no solo tranquilidad, sino muchas ganas de viajar con Ultra Air y no sentirse perdido entre reglas y procedimientos.


La persona recibe instrucciones, pasabordo a mano y el deseo de viajar plácidamente, entrando la persona a la sala de embarque y el avión que espera para cumplir sueños, alcanzar metas, disfrutar y vivir una nueva experiencia, siendo los auxiliares de vuelo y el personal en tierra quien de nuevo con sonrisa a bordo está listo para recibir cédulas y tiquetes para abordar.


El avión lleno de sillas azules y una energía que presenta a los pasajeros una sensación diferente de volar en bajo costo lo hace especial, sumado a la tripulación y los pilotos que cumplen las normas, pero no pierden el buen humor y un estilo personal para atender a los turistas ávidos por viajar en estas aeronaves.


Los mensajes rompen el esquema como en una forma muy motivadora para que en vez de sonar las tediosas instrucciones de seguridad, la gente disfrute y comprenda de manera más eficiente que con cuidados y medidas en caso de emergencia se pueda actuar y vivir de manera segura el mejor paseo de su vida.


El avión despega y los cielos azules hacen al avión uno más entre la naturaleza misma de lo celestial, y adentro de la cabina, y bajo las medidas por COVID-19, llevan a que todos usen tapabocas con el mayor cuidado para prevenir los contagios y llegar feliz al destino que esta aeronave lleva a todos.


El bajo costo no quita la gracia del personal, así que mientras la gente va en el avión, la constante atención y buenos deseos hacen que el pasajero sienta felicidad y no temor, miedo o desconfianza, logrando que al final las sonrisas sean los mejores pagos en el momento en que el avión esta a 36.000 pies de altura.


Aterriza el avión, la gente comienza a salir, sigue los protocolos de salida ante la emergencia sanitaria actual y el pasajero recibe un muy buen adiós para irse tranquilo a la escalera o el puente de desembarque y recuerde que en Ultra Air es la mejor opción para volar en tiempos donde democratizar los cielos es la prioridad.