Ideas, percepciones y hasta experiencias son algunas de las ventajas que trae consigo tener un talento humano diverso dentro de las empresas. Si bien la diversidad e inclusión laboral, hoy por hoy, son factores tenidos en cuenta en la mayoría de las organizaciones, es claro que deben existir estrategias para gestionarlas. 


La diversidad debería entenderse como un valor agregado porque es una oportunidad para aumentar la competitividad y la eficiencia de las compañías, logra mantener altos niveles de innovación y garantiza el respeto hacia las diferencias e igualdad de oportunidades.  


¿Cuáles son los desafíos para las empresas? 


No se trata solo de indicadores de responsabilidad social empresarial, RSE, sino de construir y reflejar tanto interna como externamente la responsabilidad moral y ética de la organización. Incorporar capital humano diverso en todos los procesos promueve directamente la creatividad, pero, también, la toma de decisiones en pro del bienestar de las organizaciones.


Y aunque la diversidad se manifiesta de diferentes formas como la edad, origen etnocultural o género, es esta última la que por estos días toma protagonismo. Si queremos crear más espacios donde prime la diversidad, tenemos que hablar de equidad. 


A propósito del mes internacional de la mujer, lamentablemente, fueron ellas las que tuvieron el mayor impacto en el empleo: la OIT ha señalado que cuatro millones de mujeres no han logrado retornar al trabajo en América Latina y el Caribe posterior al impacto de la pandemia; así mismo, tampoco se evidencian mejoras en el nivel y la calidad del trabajo, encontrando que, en cifras de ONU Mujeres, en la región el 59 % de las mujeres que trabajan están en el sector informal. Por otro lado, tan solo el 6,2 por ciento ha sido la participación de las mujeres en las juntas directivas durante la última década, en países como Argentina, Brasil, Chile, México, Perú y Colombia.


Promover el empleo y el trabajo decente con un enfoque de género es uno de los retos que las empresas deben tomar en consideración dentro de sus planes estratégicos; lo anterior, con el fin de promover la equidad y buscar los beneficios asociados a la diversidad sobre la productividad de las organizaciones. Los esfuerzos deberán adelantarse en todos los ámbitos, considerando que “las mujeres jóvenes han tenido más del doble de probabilidades que los hombres jóvenes de estar desempleadas y sin educación ni formación” (OIT, 2021). 


Es por eso que se invita a las empresas a que sus políticas de contratación, así como el despliegue de sus programas de sostenibilidad en la esfera social, involucren el enfoque de género centrado en fomentar el desarrollo de las mujeres, la generación de empleo y la promoción del trabajo decente, con alcances específicos de lograr entornos de trabajo más saludables, seguros y con bienestar.