En Colombia en 2019, previo a la pandemia generada por el Covid-19, según
un informe del Instituto Nacional de Salud, se registraron 17,549 muertes
asociadas a enfermedades ambientales, que responden básicamente a la mala
calidad del aire y del agua. Es decir, el 8% de la mortalidad anual total.
Generalmente asociamos estas cifras al medio ambiente y a la contaminación,
que efectivamente son un factor determinante. Pero otro de los elementos que
afecta la salud si la calidad no es óptima, es el aire interior. Lo que
respiramos en nuestros hogares, oficinas, colegios, universidades, hospitales,
centros comerciales y cualquier reciento al que asistimos con frecuencia o
esporádicamente.
La pandemia seguramente impactó muchísimo esta cifra porque el virus debilita,
en su gran mayoría, las vías respiratorias y ese aire interior, termina
afectando o ayudando a la recuperación, dependiendo su calidad, higiene y
seguridad. Por eso, un gran aprendizaje de este hecho histórico que generó una
crisis de salud pública, es que podamos instalar sistemas de aire acondicionado
limpios que ayuden a generar un ambiente sano, sea en sitios de alta asistencia
o incluso en nuestros propios hogares.
Algunas recomendaciones para que las personas empiecen a concientizarse
sobre el tema. Lo primero que debemos buscar en los sistemas de aire
acondicionado es que tengan una buena conducción de aire con materiales seguros
para la salud. Ideal que sean materiales biosolubles que sean resistentes a
hongos, moho y microbios, que son partículas que ensucian el aire y son
causantes de enfermedades respiratorias. Igualmente, los materiales deben ser
durables, es decir que su calidad se mantenga en el tiempo y que sea fácil
hacer su mantenimiento. Hoy en día los materiales tienen certificaciones de
seguridad para la salud, como el certificado EUCEB, que se puede identificar
fácilmente en las etiquetas de los productos.
Otro aspecto que es fundamental, es que cuando se instale unducto de aire
no termine impactando el medio ambiente y las cuentas por pagar, debido a los
altos consumos de energía. Por eso, los productos deben ser sostenibles con el
medio ambiente, reduciendo el consumo de energía y la producción de CO2. Para facilitarnos la identificación de estos
materiales, también hay certificadores internacionales que verifican el ciclo
de vida del producto y otorgan una declaración ambiental de producto (EDP),
sello que se puede identificar.
Hay dos aspectos adicionales que tal vez los usuarios de estos sistemas no
tengan tan presente y son: 1. la seguridad y 2. el ruido. Estas dos variables
son elementales. La primera refiere a que tenga protección contra el fuego,
pues los ductos de aire, si tienen materiales flamables pueden ser grandes
conductores de fuego, en caso de un incendio. Por eso se deben garantizar que
los materiales que nos instalan o instalamos, no sean flamables como es el caso
de la fibra de vidrio. Lo segundo es el ruido. Los materiales deben garantizar
máxima absorción acústica y resistencia mecánica para la conducción silenciosa
del aire en climatización especialmente en proyectos comerciales,
institucionales y residenciales. Esto es claramente identificable cuando se
entra a un espacio y el aire suena, lo que termina siendo un problema más que
una solución.
Hay otras características más técnicas que se pueden tener en cuenta, pero
lo realmente importante y que los usuarios deberían conocer, es que detrás de
las construcciones hay muchos materiales y productos que no se ven y terminan
afectando la calidad de vida de las personas y del planeta. Es el caso del aire
acondicionado, especialmente en regiones donde se tiene una alta demanda de
este tipo de sistemas y se desconoce lo que son capaces o no, de hacer.